Posición
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º. Poder·
¿Se acuerdan
ustedes del “comes y te vas” de Fox?La frase trascendió durante la “Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo” que Fidel Castro hizo pública y Vicente Fox, entonces presidente de México había negado una y otra vez, para que el mandatario cubano comiera y se fuera antes de la llegada del presidente de Estados Unidos George W. Bush.
El desplante del presidente panista no fue sólo de arrogancia al que consideraba inferior hablándole de tú y creyendo que la isla era como cualquier Estado mexicano y que podía no pedirle sino exigirle comiera y se fuera para no incomodar al presidente estadounidense, sino el grado de sumisión que tenía su gobierno al del país vecino del norte.
En ese gobierno y sintiéndose muy audaz (ladino), el mismo mandatario en alguna ocasión dijo estar siendo intervenido quirúrgicamente para no contestar una llamada de Bush, artimaña que no dio resultado.
Su sucesor, Felipe Calderón Hinojosa, fue todavía más abyecto pues la sumisión y complacencia no fue con ningún presidente de nación vecina o lejana, sino con las empresas españolas a las que otorgó contratos ventajosos para ellas y dejando en la indefensión al país que decía representar.
Todo esto viene al caso porque ahora que López Obrador estuvo en Washington, dicen hasta sus acérrimos críticos, se comportó con decoro; habló de tú a tú -metafóricamente hablando- con los mandatarios Joe Biden y Justin Trudeau y logró un trato de iguales y amigos.
Ciro Gómez Leyva, López Dóriga, el senador Germán Martínez Cázares quien abandonó Morena para hacerse legislador de un grupúsculo y muchos otros tuvieron que reconocer no sólo que los planteamientos del presidente mexicano fueron justos y firmes, sino que fue él quien impuso la agenda.
Por primera vez dejaron de minimizar lo hecho por López Obrador; por primera vez no demeritan la actuación del ejecutivo federal, por cierto mucho, pero mucho muy diferente a la de Peña Nieto con Trump y ni qué decir de otros ex presidentes del PRI como Luis Echeverría y López Portillo a los que en alguna ocasión se acusó de ser informantes de las agencias de espionaje de Estados Unidos.
Hoy no les quedó más recurso que reconocer la actuación del presidente y con pena tuvieron que aceptar la importancia de que en esa reunión del T-Mec se acepte la importancia de los programas implantados en este régimen como el de “Sembrando vida”, “Jóvenes construyendo el futuro” y otros que podrán aligerar la carga contra la pobreza que sufre Centroamérica.
Ni modo por los adversarios y críticos del nuevo sistema, vuelven a perder.
Por cierto, un interesado columnista local escribió antier que los reclamos hechos a López Obrador son de personas “de mayor nivel intelectual” porque “notan los yerros que se han cometido en la actual administración federal”.
El escribidor empata la educación y el conocimiento a la condición económica y se olvida que son ellos, los de “mayor nivel intelectual” quienes entregaron los bienes nacionales y los que más se significan por su corrupción y desvergüenza.
Ya quisiera este comentarista al que le brota el clasismo, la decencia y honradez de gente de menos recursos económicos pero con ética… que no escriben por conveniencia o sin reflexión.
Pecan igual que los ingenuos que acusan al presidente de millonario y sacan la foto del saco de miles de pesos que supuestamente lleva uno de sus hijos o cuando arman gráficas de ellos junto a automóviles de alta gama o en aviones como en los que viajaba la hija de Romero Deschamps.