Las
evidencias del fracaso
Marcelo
Torres Cofiño
Atender la situación actual del país equivale a la
tarea de desactivar una poderosa bomba de tiempo en el minuto final programado
y sin que estalle en las manos. Se necesita una enorme destreza política y una
gran concentración en el asunto que impida que se olvide que lo importante es
el bienestar general y no salvar el propio pellejo.
Una persona con un mínimo de sensatez se hubiera
dado cuenta, casi de inmediato, que necesitaba de diversos aliados para atender
la que sin dudas es la situación más difícil que ha enfrentado un Gobierno en
México desde la Revolución.
Y es que, al problema de salud que ya de por sí es
muy grave, hay que agregar otra larga lista de ingredientes que ponen aún más
cuesta arriba la situación para nuestro país y que incluyen el deterioro
institucional, la caída de la economía, la pérdida masiva de empleos, el
incremento de la violencia, etcétera.
Pero, el Presidente prefirió atender a sus bases
electorales y pelearse con todos los grupos que habrían podido ayudar a
aminorar los efectos de la crisis. Uno a uno, fue confrontándose con
empresarios, científicos y profesionistas, medios de comunicación,
organizaciones ciudadanas, defensores de derechos, artistas y promotores
culturales, alejando toda posibilidad de atender la emergencia de manera
colectiva. El resultado está siendo brutal.
En materia de salud, primero se dedicó a minimizar
la pandemia y a contravenir todas las indicaciones de los expertos. La OMS
desde el 30 de enero declaró la emergencia sanitaria, pero el Presidente seguía
con sus giras y concentraciones masivas, invitando a la gente a salir y abrazarse
hasta bien entrado marzo.
El coronavirus es ya la principal causa de muerte
en el mundo y nuestro país se ubica entre los 10 con mayor índice de mortandad
–a pesar de los otros datos y de las poquísimas pruebas que se hacen–.
Ni hay que olvidar que el sistema de salud pasaba
ya por un mal momento que, lejos de haber sido subsanado, sigue en franco
deterioro. En esos días, padres de menores con cáncer que siguen sin recibir
sus tratamientos iniciaron en la Ciudad de México una huelga de hambre, medida
sin duda desesperada que todos deberíamos apoyar.
Se estima que unos 20 mil pacientes infantiles de
oncología en el país están en esa situación sobre la cual el Gobierno federal
insiste en guardar silencio, en lugar de remediar
Y claro que son responsables. De acuerdo con un
estudio realizado por México Evalúa, de los casi 18 mil millones de pesos que
el Congreso de la Unión había destinado en el Presupuesto de 2019 al desarrollo
de infraestructura y equipamiento para los servicios públicos de salud dejó de
gastar 65%, es decir, no ejerció 11 mil 510 millones de pesos.
Así es que no es que la mala suerte los persiga.
Simplemente no saben gobernar y punto.
Por eso, a los pésimos resultados que están
presentando en materia de salud, hay que sumar la previsible caída del PIB que
será la mayor desde 1932; el millón 300 mil empleos que se perderán durante el
año; las decenas de empresas que tendrán que cerrar para siempre sus puertas;
los 50 mil homicidios y contando que van durante la gestión de quien prometió
“traer la paz”; las miles de víctimas de violencia doméstica; por mostrar
algunas de las evidencias del fracaso.