Nosotros, sí, crecer
Marcelo Torres Cofiño
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ara pensar en la economía de Coahuila debemos iniciar por
aceptar, no sin desagrado, que México no va a crecer y que los empleos se van a
crear a cuenta gotas. Pese a eso, nuestra entidad necesita seguir prosperando,
incluso, con el tema de la megadeuda a cuestas. Sabemos que, precisamente por los compromisos
contraídos con los acreedores, la posibilidad de invertir en infraestructura
como sería deseable está limitada.
Por eso, las decisiones que se tomen en ese rubro durante el
2020 deberán tener un carácter muy estratégico, reconociendo que no estamos
para desperdiciar ni un peso. Nunca sobra decir, además, que la honradez en el
manejo del erario es condición fundamental para que los recursos rindan al
máximo.
A ese propósito de eliminar la corrupción también deben
unirse los empresarios. Resulta fundamental que ninguno se preste a ofrecer
sobornos para recibir tratos preferenciales. La competencia debe ser cada vez
más limpia.
Que ganen los proyectos quienes hagan la mejor oferta y no
los que tengan las mejores relaciones o los que “se hayan mochado con más”.
Todos debemos cumplir la ley.
Es importante recordar que, como legisladores, nosotros hemos
estado haciendo nuestra labor al aprobar modificaciones que facilitan los
trámites y reducen sus costos. Recordemos que, en más de una ocasión, la
solicitud indebida de “propinas” sucede cuando el proceso es caro y complicado.
Simplificar y agilizar los trámites reduce el riesgo de
corrupción; pero, además, incentiva la inversión. Esperamos que las nuevas
reglas ayuden a la creación de empresas en la entidad y que estas, a su vez,
generen los trabajos que necesitamos en Coahuila.
Pero, no hemos terminado todavía. Seguiremos buscando, en
conjunto con el sector empresarial de la entidad, los mecanismos legales que
les ayuden a fortalecer sus negocios. Si a ellos les va bien, a todo Coahuila
le irá mejor. En ese sentido, la apuesta sigue siendo, sobre todo, la de
robustecer a las pequeñas y medianas empresas de la entidad. Allí está el
principal punto de apalancamiento para dinamizar a la economía de nuestro
Estado.
Debemos, por supuesto, seguir impulsando la gran fortaleza
que, para Coahuila, es la educación. Es fundamental que las universidades y los
tecnológicos trabajen de manera seria y comprometida en la formación de mujeres
y hombres competentes, que no sólo sean excelentes profesionistas, sino,
también, ciudadanos ejemplares. Ojalá, además, muchos de ellos estén
entusiasmados con la idea de crear sus propias empresas y que cuenten con las
herramientas necesarias para hacerlo de manera exitosa.
Tenemos que insistir, también, en impulsar la ciencia y el
desarrollo tecnológico. Este es otro rubro en el que no solo el Gobierno debe
participar. Las empresas necesitan apostarle cada vez con mayor convicción a
ese camino, el cual requiere que también las instituciones de educación
superior se involucren con mayor decisión en la búsqueda de soluciones para los
problemas empresariales.
Si concentramos nuestros esfuerzos y somos estratégicos en la
aplicación de los recursos, podremos superar las adversidades que plantea el
escenario nacional. Y nosotros, sí, crecer.