Sopa de su propio
chocolate
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º Poder
Aunque no quiera; aunque nadie me lo
pida; aunque él no lo necesite y a mi me gane antipatías y malquerencias;y sé que aunque me puede pasar lo que a los metiches que a veces resultan mas perjudicados por meterse donde no los llaman, no puedo dejar de decir lo que creo ante el alud de críticas que se ha hecho a López Obrador el presidente, por la nueva sección de “la mañanera” implementada para denunciar las imprecisiones o falsedades que se exhiben, leen o escriben sobre el actuar del gobierno y sus funcionarios.
Han dicho por ejemplo que López-Gatell dijo que los niños (los niños) son golpistas; que afirmó que pretenden derrocar al gobierno y que el mismo presidente está protegido.
Y no sólo lo afirman los locutores y columnistas que dejaron de tener prebendas y privilegios del gobierno, sino analistas, de esos de voz atiplada o de voz ronca, profunda, fingida y ceremoniosa, los serios y parsimoniosos que salen de vez en cuando y no los gritones de todos los días.
Incluso ganadores de premios en el periodismo reprueban ese ejercicio porque dicen, no hay réplica y que el “quien es quien en las mentiras” se ha convertido en un patíbulo para los enemigos del régimen y en una voz que no tiene respuesta aunque el presidente les ofrezca que quien quiera puede hacer precisiones allí mismo, mediante videos o escritos.
Creo que lo que sucede es que les molesta ya no ser los dueños de la llamada opinión pública; haber perdido el poder de cuando eran los únicos que informaban, los que imponían temas y callaban cuando había cosas que consideraban el pueblo no debía saber.
Los jóvenes de ahora no recuerdan cuando por tragedias, desastres o trascendidos de escándalos esperábamos la información en “24 Horas” de Jacobo Zabludovzky y pasaba todo el noticiero y no hacía ninguna mención al respecto.
No había redes sociales ni facebook, ni twiter… ni tantas difusoras y canales de televisión.
Los enemigos de López Obrador (que no sólo adversarios) le seguirán pegando, seguirán diciendo todo lo que de él se dice pero ahora tiene manera -aunque todavía en desventaja- para dar su parecer y contestar infundios y calumnias.
El presidente y sus subalternos tienen yerros, cometen errores y muchas veces en estas líneas los hemos criticado pero falsedades, no.