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Democracia en riesgo
Marcelo Torres Cofiño
Aunque las cifras demuestran todo lo contrario, vamos a suponer que en verdad los gobiernos del “periodo neoliberal” fueron un desastre, que no ofrecieron ningún resultado positivo y que son los únicos culpables de todos los males que nos aquejan. Incluso así, bajo ese falso principio, quienes hoy enaltecen la farsa de la 4T deberían reconocer que todo podría haber sido peor si el poder de quienes nos gobernaron hubiera sido ilimitado.
Pero, gracias a los muchos que han contribuido en la construcción de nuestra democracia, todos los regímenes anteriores estuvieron acotados.
¿Qué habría pasado si, por ejemplo, nadie nos hubiéramos enterado de la Casa Blanca o la Estafa Maestra, porque toda la información gubernamental hubiera estado en manos del propio Gobierno federal? ¿Cómo hubiéramos conocido de las empresas fantasma en Coahuila o de las vacunas con agua de Veracruz?
Quienes ahora están en el Gobierno federal llegaron, en buena medida, porque se aprovecharon del conocimiento que la mayoría de los ciudadanos teníamos sobre las transas y las corruptelas de los presidentes y gobernadores; y de la enorme molestia que, con toda razón, nos ocasionó enterarnos de tantos malos manejos.
¿Y cómo fue que lo supimos? De la misma manera que nos estamos enterando que, mientras hay niños que mueren por la falta de medicamentos, el Gobierno federal decide destinar 89 millones de pesos para renovar el estadio del hermano del Presidente: gracias a la labor de los organismos autónomos; y a la acción ciudadana que utiliza esos mecanismos que garantizan el acceso a los derechos
fundamentales.
Por eso no es extraño que el Gobierno federal intente desaparecer, o al menos lastimar, a esas instituciones que están para limitar el poder presidencial.
No importa cuál sea el partido de su preferencia, le debería preocupar que el titular del Ejecutivo federal se saliera con la suya. Porque incluso, si usted es de los que piensan que este es el mejor Gobierno que ha tenido México, tendría que reconocer el enorme riesgo que existe en darle a alguien el poder absoluto y dejarlo sin ninguna vigilancia.
Pero lo debería de alertar más, que sea el Presidente mismo quien está buscando que tal cosa suceda. Porque si el Mandatario fuera todo lo honesto que dice ser, no le preocuparía tener instituciones que faciliten que los ciudadanos lo puedan vigilar.
Todo lo contrario, fomentaría la transparencia y la rendición de cuentas, así como los mecanismos de participación ciudadana y contraloría social. Pero es este mismo Presidente el que un día dice en la mañanera que se debe transparentar todo y al otro manda clasificar por cinco años toda la información con respecto a la compra de vacunas para combatir la pandemia.
Ya ha quedado suficientemente demostrada la falsedad de todos y cada uno de los argumentos ofrecidos por el Presidente para justificar su intentona por desaparecer al INAI.

Queda claro que, el único propósito para tal decisión es la necesidad que el Mandatario siente de ocultar su corrupción y la de su equipo de trabajo. Existe una posibilidad real de que Morena gane espacios en las elecciones de este año. De ser así, el embate contra la vida institucional de México será durísimo.
Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

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