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Tras años de no poder donar sangre, laboratorista del HGZ No. 1
se convierte en donador de plasma convaleciente de COVID-19
·  Jorge siempre había deseado apoyar con este tipo de acción; sin embargo, nunca lo había logrado
·  “Es una segunda oportunidad que se nos está dando para poder ayudar y salvar a las personas que están más vulnerables en este momento”, Jorge, donador de plasma
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          En sus 31 años de vida, Jorge, laboratorista del Hospital General de Zona (HGZ) No. 1 en Saltillo, Coahuila, nunca había podido donar sangre. Por razones desconocidas no había tenido éxito, pese a las buenas intenciones que siempre manifestó por ayudar a la gente.
Finalmente, la mañana del jueves 16 de julio, luego de haber superado la COVID-19 y tras resultar candidato viable, acudió a la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 34 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Nuevo León, a donar plasma convaleciente.
El trabajador del área de procesamiento de muestras, quien nació en Parras de la Fuente, cuenta apenas con un año de antigüedad en el Seguro Social. Su humanismo e interés por ayudar al prójimo siempre han sido parte de su vida.
Fue en junio cuando empezó con sintomatología relacionada al COVID-19: molestia en garganta, dolores de cabeza, escurrimiento nasal y malestar general. Se realizó la prueba en su Unidad de Medicina Familiar (UMF) y obtuvo el resultado positivo.
Se mantuvo en casa durante 14 días y regresó a laborar el 6 de julio. Tras obtener el resultado negativo de una segunda prueba, se le hizo la invitación a incluirse en el programa de donación de plasma, a lo cual accedió de inmediato.
Con orgullo resaltó que de varios compañeros que resultaron contagiados, él fue el único que pudo donar, debido a la serie de requisitos y condiciones que se deben cumplir.
“Nunca había podido donar en mi vida. Por alguna extraña razón se me dio esta oportunidad e inmediatamente la aproveché”, destacó.

El 16 de julio se presentó en el hospital de Cardiología de Monterrey, el proceso de extracción de plasma duró alrededor de 45 minutos. Se sintió nervioso; sin embargo, las personas que lo acompañaron se encargaron de hacer el tiempo ameno, además de que en ningún momento perdió de vista su objetivo: ayudar al prójimo.
Fue una acción que él ya tenía en mente desde que supo que sería un potencial donador. “Antes de regresar al trabajo, yo ya lo tenía contemplado, me cuidé lo más que pude, me alimenté bien y evité tomar medicamentos, todo para poder ser candidato”.
“Doné 600 mililitros de plasma, que afortunadamente le sirvieron a tres pacientes”, exclamó orgulloso.
DONADOR  ALTRUISTA DE PLASMA
             Por el simple hecho de saber que el plasma funciona como tratamiento para pacientes con mayores complicaciones, él accedió a poner su granito de arena para combatir la enfermedad.
Como trabajador de la salud, sintió el compromiso de ayudar a otros, como forma de agradecimiento por haber salido avante del contagio y tener una segunda oportunidad de vida.
“Me gusta mucho apoyar a la gente en lo que se pueda y sentí que esta era una buena oportunidad para hacerlo”, aseguró.
Sin Bozal

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