Encierro al extremo
Periódico 4º. Poder
1.- Por circunstancias ajenas a nuestra voluntad
(la delincuencia) tuvimos que levantar las bardas de nuestras casas.
2.- Luego fue menester hacerse de un perro grande,
bravo, agresivo y de buena dentadura.
3.- Nos resultó indispensable cerrar calles, hacer
juntas de vecinos, colocar “plumas” para supervisar quién entra y quién sale en
sus vehículos.
4.- Todos los que pudimos instalamos, primero
vidrios, luego concertina y al final puntas afiladas en cada azotea o barda de
nuestras casas colindantes a la calle.
Ello por nuestra cuenta y a nuestro entender porque
las autoridades nunca se han dado a la tarea de profesionalizar y capacitar a
las policías y si los vecinos se niegan a pagar “la cooperación” a los
gendarmes en colonias y cerradas, es porque el pago nada resuelve; los robos
siguen y crecen.
Ahora, todo aquello fue motivado por la
inseguridad; los delitos que crecen imparables y los robos que nadie sabe cómo
detener.
Ahora, cuando menos en ciertas áreas de Torreón,
Gómez Palacio y Lerdo, por la contaminación que se produce por diversas
razones, los particulares tenemos que cerrar las ventanas de nuestras casas so
pena de enfermarnos de las vías respiratorias.
Los humos y polvos nos afectan todos los días y no
hay nadie en este mundo que lo impida
Inútiles los pomposamente llamados departamentos,
direcciones o comisiones de salud; inútiles los encargados de la “ecología y el
medio ambiente” que siempre está contaminado.
Vivimos encerrados entre cuatro paredes por la
inseguridad y por la falta de cumplimiento de las autoridades.