Futbol
Periódico 4º. Poder
A riesgo de ser ridiculizado, insultado y odiado,
hay cosas que, dígase lo que se diga, la pandemia nos había evitado.
El fútbol es una de ellas porque por cortos meses
dejamos -quienes no somos amantes del deporte de las patadas- ver y oír otras
cosas y no los largos y muchas veces insulsos partidos.
Pero justo es decirlo, más que el juego en sí que a
veces entretiene y rara vez emociona, la ganancia fue dejar de escuchar la bola
de sandeces, tonterías y exageraciones de los conductores.
Dejar de escuchar un larguísimo y escandaloso
¡gooooooooool!, es una delicia y más cuando los parciales locutores ensalzan el
esfuerzo, la capacidad, la estrategia y el “corazón” de un equipo que por su
mediocridad termina vencido por el rival.
Como quien lee esto podrá imaginarse, no soy
aficionado -y mucho menos fanático- de este deporte cuyo mayor logro es el
consumo de cerveza que enriquece a los productores y que a quienes consumen la
“mexicana alegría” deja más sinsabores que satisfacción.