Sin título


Fernando Rangel de León

L
a manifestación de un grupo de personas es un derecho humano garantizado por la Constitución; como la que ocurrió el pasado domingo 7 de junio (día de la libertad de expresión), en la Plaza Mayor de Torreón, en la que jóvenes, entre ellos dos muchachas una de 14 años y la otra de 17, se manifestaban contra la brutal represión policiaca que originaron la muerte de Giovanni López, en Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco y George Floyd, en Minneapolis, Minnesota, y que por haber hecho pintas en las paredes de la Presidencia Municipal y en el monumento a Benito Juárez,fueron  llevadas a la ergástula municipal y puestas a disposición de un juez calificador, porque en principio esos hechos fueron considerados por los agentes de la policía como faltas administrativas.
Las faltas administrativas son violaciones a las normas de los bandos de policía y buen gobierno o reglamentos municipales, que buscan el orden, la paz, y la seguridad pública, en los municipios, cuya infracción se sanciona con multa o en su defecto con 36 horas de detención.
Pero como los hechos parecían tipificar el delito de daños en propiedad ajena, por la “pintarrajeada”, entonces los detenidos fueron puestos a disposición del Ministerio Público, el que no encontró delito alguno y los puso en libertad.
La verdad es que ahorita el Gobierno de los tres niveles en el país no quiere nada con las manifestaciones contra las represiones policiacas, porque se convierten en un asunto político, y a los Gobernantes les interesa más conservar sus puestos públicos y hacer carrera política que defender los intereses de la población; y por eso en este caso de Torreón, esa “papa caliente”, se la aventó el municipio al estado y éste la tiró, liberando inmediatamente a los detenidos.
Está de moda que las manifestaciones en contra de las represiones policiacas, se vuelvan un “círculo vicioso”; por lo que para acabar con él es conveniente que las manifestaciones sean en orden y respetuosas, sin causar daño alguno a las personas y a los bienes; y que los policías usen todo su sentido común, su mejor criterio, y el más adecuado manejo de la situación, lo mejor posible para que no abusen ni un ápice de su autoridad y su actuación sea lo más apegado posible al respeto irrestricto de los derechos humanos y a la Constitución, para que no sea arbitraria.
Pero todavía más importante que lo anterior es que se supriman las causas originantes de las manifestaciones, que son la inseguridad pública y la injusticia del sistema.

Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

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