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El yerbero y su limpia
Marcelo Torres Cofiño

Se sabe, gracias al trabajo incansable de médicos y científicos, que un 5% de quienes contraen el Covid-19 enferma de gravedad. De ellos, prácticamente la mitad pierde la vida. Sin embargo, la probabilidad de morir es mayor para quienes, desarrollando ese nivel de gravedad, tienen padecimientos cardiovasculares previos; la diabetes o la hipertensión arterial también ponen a los pacientes ante ese peligro.
Los científicos también calculan que, en los próximos años, más de 90% de la población mundial se habrá contagiado de Covid-19 lo que significa que cerca de 2% de la población habrá muerto por esa causa.
La elaboración de una vacuna efectiva es la única posibilidad que tiene la humanidad para evitar que así ocurra. El distanciamiento social solo sirve para ralentizar el contagio; en el mejor de los casos, ayuda a aplanar la curva, lo que le quita presión a la capacidad de atención de urgencias y de terapia intensiva de los centros hospitalarios.
Ese comportamiento de la pandemia es muy similar al que veremos en la economía mundial. Casi todos los países se van a contagiar, pero, no todos sufrirán los estragos con la misma intensidad. Aquellas naciones que llegaron a la crisis con padecimientos previos van a ser los más golpeados. México, de manera muy lamentable, está entre los países que más van a sufrir.
Tras décadas de enormes sacrificios, la economía mexicana había logrado una estabilidad sólida que le iba a permitir, muy lentamente, ir construyendo mejores condiciones de vida para su población en general. Pero el paciente se desesperó, dejó de atender las indicaciones médicas y se fue con el yerbero, ese que tenía 18 años prometiéndole una cura mágica e instantánea para todos sus males.
El resultado es que, en vez de recuperarse de manera inmediata y milagrosa, como juraba el yerbero que iba a ocurrir, el paciente perdió las pocas mejoras que con tanto esfuerzo había conseguido. El pasado 2019 no solo fue un año con nulo crecimiento económico; fue también el de la destrucción casi total de los ingredientes básicos que son necesarios para que haya salud económica.
Las acciones del charlatán terminaron con la confianza, la certidumbre y el entusiasmo que son necesarios para dinamizar la economía en cualquier país. La primera, la confianza, permite a inversionistas y consumidores aceptar los riesgos inherentes a toda apuesta de capital.
La certidumbre permite evaluar el tamaño de ese riesgo; en tanto que el entusiasmo hace posible que se encare esa apuesta con optimismo, en la esperanza de que los resultados obtenidos con la inversión o la compra de bienes duraderos, resulte favorable.
Si bien los gobiernos no tienen el papel central de invertir –aunque ciertamente lo hacen a través del desarrollo de obras– su principal papel es incrementar la confianza, la certidumbre y el entusiasmo. Pero en México iniciamos el 2020 con casi nada de esos ingredientes. Por eso seremos la economía más golpeada por la pandemia en todo el continente. Nosotros mismos, por nuestras decisiones, nos pusimos en esa situación
La severa caída que sufrirá nuestra economía no ocurre luego de un año de crecimiento, aunque fuera mediocre. Nos llega tras un 2019 de destrucción de las bases que nos habían dado estabilidad. Y a pesar del daño causado, el yerbero insiste en querer curarnos con una limpia.

Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

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