Ejemplo pernicioso
Periódico 4º. Poder
Cuando el que escribe era niño las ciudades estaban
divididas por barrios.
No sólo eran para delimitar zonas geográficas, pues
para ello siempre se ha contado con decir al norte o sur por ejemplo, o al
centro para saber que allí estaban la iglesia, la plaza (jardín para muchos lugares)
y, desde luego el mercado
También, por atavismos salvajes, quizás de cuando
las poblaciones eran asediadas por los indios, los muchachos, “ninis” de hace
seis o siete décadas, también delimitaban sus barrios y muchas veces era
imposible para extraños siquiera pasar por “sus terrenos” sin correr el riesgo
de ser agredidos.
En Gómez Palacio -para los muchachos de hoy- había
barrios como el de Trincheras, el Barrio Azul, “El 14”, “El 90”, la “palomilla”
del Rastro que por andar siempre con cuchillos eran de los más temidos.
Entonces pues, así estaban en aquellos tiempos las
poblaciones, divididas sin motivo o razón, separadas por gente de baja estofa
que imponía su voluntad a la fuerza.
La integración lograda a través de los años, el
apaciguamiento de aquellas pugnas se reviven hoy con la contingencia de salud
que estamos viviendo y no sólo por la contingencia, también porque muchos de
quienes gobiernan piensan, debido a sus atavismos, que es lo mejor que pueden
hacer.
Así pues, quienes son hoy autoridad no sólo han
cerrado los pasos entre Estados con filtros, sino hasta de una calle a otra
como sucede entre Frontera y Monclova en Coahuila.
Allí, pareciera que los vecinos de una cuadra
tienen que pedir permiso a los de la siguiente para poder pasar.
Son los atavismos de gente que manda y que siempre
estuvo sometida, dócil, sumisa y ahora que puede... ejerce la venganza contra
sus propios demonios.
Si pudieran hasta toque de queda impondrían para
mostrar su “autoridad”