Las etapas históricas del feminismo
Horizonte
ciudadano
Rosa Esther Beltrán
Enríquez
Febrero 25 de
2020 (Facebook)
El siglo XXI se ha caracterizado por la
reactivación revitalizada del movimiento histórico feminista en el mundo. Los
historiadores ubican la segunda mitad del siglo 18 como la primera ola
feminista, hay testimonios de que, durante la Revolución Francesa, Olympe De
Gouges en 1791 escribió un manifiesto sobre los derechos femeninos, centrados
en la independencia y en la emancipación de las mujeres, ahí ya reclamaba el
derecho al voto.
El movimiento sufragista es clasificado como la
segunda ola feminista, la que fue una lucha feroz de persecución y represión
contra las líderes de la rebelión, a pesar de que ellas lo definían como un
movimiento pacífico cuya reivindicación central era el derecho al voto, a pesar
de ello eran ridiculizadas presentándolas como masculinizadas y solteronas;
después de la 1ª Guerra Mundial, los países reconocieron el reclamo de las
mujeres y el derecho fue concedido en Estados Unidos y Gran Bretaña, entre
otros países; otras exigencias de ese tiempo fueron el acceso a la
educación superior, cuestionaron la obligatoriedad del matrimonio y comienzan a
liberarse en su presentación física.
La tercera ola feminista llegó en la década pasada
de los 70ª. Va de las políticas públicas que reivindican a la mujer y
exigen el fin del patriarcado.
En este movimiento fueron fundamentales los
anticonceptivos porque le otorgaron el poder del control de la natalidad (y la
liberación del goce sexual, no atado a la reproducción) y el divorcio se
hizo ley en muchos países.
Caen las vendas del “amor para toda la vida” y
aparecen otras opciones para las mujeres. Ellas son candidatas reales en
el mundo político, aunque en muchos países su porcentaje es sensiblemente
inferior al de los hombres.
La Cuarta Ola Feminista es la actual, es
internacionalista, en ésta el activismo presencial y online son protagónicos.
Lucha por el fin de los privilegios de género establecidos históricamente hacia
el hombre. Repudio a la violencia de género establecida en todos los ámbitos de
la vida.
“Lo personal
es político” y el concepto de la solidaridad entre mujeres, es central. También
aparece con mucha fuerza el discurso anti estereotipos, nace el feminismo
contra el predominio de la raza blanca como modelo de éxito social, el
feminismo gordo, contra la delgadez impuesta por la moda, además de la lucha
por los derechos reproductivos y una mayor unión con el movimiento LGTB y de
liberación sexual.
Un eje ineludible fue el primer paro internacional
de mujeres, de altísima aceptación, llevado a cabo el 8 de marzo de 2018,
inmortalizado como #8M. “patriarcado violento”, expresado según la teoría
feminista con la violencia en sentido de violación, como acoso, maltrato,
asesinato, como desigualdad económica y laboral, pornografía, prostitución y
como trata, de manera que la Cuarta Ola, es un movimiento popular que se
construye de abajo hacia arriba.
Lo que se puede percibir con mayor claridad es que
el feminismo -por muchos repudiado- ha tenido como su principal horizonte
normativo y ético la emancipación, la igualdad y la justica entre mujeres y
hombres.
Las mujeres hemos formado un movimiento social que
va derribando muros políticos, económicos, sociales y culturales que mantienen
y sostienen la desigualdad.
El paro, “Un día sin mujeres” podría no ser tomado
en serio y verlo como una jornada de asueto, “una concesión patriarcal”, es
probable que para muchas será así, pero también será una ocasión para la
reflexión colectiva, y de hecho ya lo es, reconocer el machismo ancestral que
se lleva en el ADN es un logro, tocar la impunidad, la vulnerabilidad, la inseguridad
en la que vivimos las mujeres es un logro de legítima defensa.