Periódico 4º. Poder
Ahora
con la pandemia los países están tomando medidas, médicas muy similares,
sociales muy diferentes. Lavarse las manos, usar antibacteriales, quedarse en
casa, guardar distancia entre personas, son recomendaciones casi universales.
En
cuanto a las medidas que toman los gobiernos para contener a la gente para que
no anden en las calles y cumplan las medidas, sobre todo en países donde la
gente hace poco caso a las recomendaciones, son más que diferentes.
En
Estados Unidos, país con gente acostumbrada a respetar reglamentos, las calles
están vacías; Las Vegas, Nueva York y otras urbes son ejemplo a seguir y si
ahora está allá el epicentro de la pandemia, es porque su gobierno no tomó
providencias y recomendó que la gente se quedara en casa, demasiado tarde.
En
Latinoamérica y en algunos países como Francia y la propia Italia, la policía
trata con dureza a quienes sorprenden en las calles; por lo regular encarcelándolos.
En
la India, sin embargo, los policías paran en la vía pública a hombres y mujeres
infractores de la disposición de no salir y, con ramas escogidas de árboles
determinados, los castigan físicamente pues además de pegarles, los obligan a
hacer ejercicios ante su mirada vigilante.
Cuando
así lo vi, no pude dejar de pensar que un castigo así, aplicado en México,
sería muy efectivo para disuadir no a quienes no estén en confinamiento
voluntario sino a los vándalos que roban tiendas comerciales.
En
Tecámac de ciudad de México y en Ecatepec y otras del Estado del mismo nombre,
igual que en León, Guanajuato, grupos de vagos se citan por la internet y se
ponen de acuerdo para estar a una hora determinada frente a alguna tienda e
intempestivamente la atracan.
Hasta
ahora, informa la policía, ha evitado muchos robos y ha detenido a los
malvivientes pero luego, inexplicablemente los deja en libertad.
Así
que pienso que si no fuera por los Derechos Humanos y el escándalo que harán
los “civilizados”, cómo sería bueno que policías y soldados fueran dotados de
unas ramas iguales o parecidas a las de los policías de la India y veríamos que
más rápido que ¡ya! se acabarían esos robos que hoy por hoy parecen imparables.