Una realidad, el arsénico, riesgo
latente
Torreón, Coahuila.- (Recuerdos-2018).- Cada día el agua
subterránea de la Laguna de Coahuila y Durango se contamina de arsénico por el
descenso paulatino del nivel de los mantos acuíferos, porque es mayor la extracción
que la recarga.
Para frenar esta situación hay que hacer
efectiva la veda, para que no se extraiga más líquido del absolutamente
necesario, y esa es para consumo humano.
En una zona que no tiene salida al mar,
como la Laguna que se está colapsando por falta del recurso natural.
Actualmente ya se dificulta distribuir agua
de buena calidad para el consumo humano a través de los pozos de servicio en
los municipios de San Pedro, Matamoros, Viesca y Francisco I. Madero
por el lado de Coahuila y Tlahualilo, Mapimí, San Juan de Guadalupe y Simón
Bolívar de territorio de Durango.
Ante esta situación ya no se puede permitir
el crecimiento constante de la siembra de alfalfa, ya que se pone en riesgo la
salud de un millón 200 mil habitantes de la Comarca Lagunera
La producción de este cultivo se ha
incrementado dentro de la zona denominada de reserva, donde se supone está la
mejor calidad del recurso.
El desequilibrio del acuífero de la región,
lo provoca la excesiva extracción del acuífero principal.
Esto motivó que se aplicara el primer
decreto federal como zona de veda, que se basó en el artículo 6º. de la Ley
Federal de Aguas Nacionales, hoy Ley de Aguas nacionales.
Conservadoramente Especialistas hidráulicos
aseguran que anualmente se extraen del subsuelo alrededor de mil 200 millones
de metros cúbicos por solo 600 de recarga, cuando mucho.
Por este desequilibrio, se ha visto
afectada la calidad del agua de la región, con fenómenos como el
hidroarsenicismo, metales pesados, sales, y nitratos, con lo que se afecta la
salud de gran parte de la población, sobre todo de las comunidades rurales.
El sector agrícola consume del total del
recurso natural el 90 por ciento, la industria el 6 por ciento y 4 por ciento el servicio urbano.
Las modificaciones al Artículo 27
Constitucional, trajeron como consecuencia los cambios en las políticas de
inversión en el campo, favoreciendo al inversionista privado y al acaparamiento
de agua.
Con ello, viene desapareciendo toda cultura
de producción rural, orillando a los campesinos y ejidatarios a vender sus
derechos de agua a particulares, en la mayoría de los casos, fuera de la
legalidad.