Periódico 4º. Poder
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Al oficializarse la podredumbre de los regímenes
panistas pasados, muchos nos preguntamos ¿que sigue?
Genaro García Luna en Estados Unidos puede dejar -como
muchos otros pillos- la lealtad (o complicidad) de lado, abrir la boca y
denunciar a quienes lo encumbraron y protegieron.
En México nuestro país el otrora supersecretario de
Seguridad está juzgado y condenado por la opinión pública y la clase política,
incluso por las judiciales tan renuentes a comenzar procesos si no lo hacen
siguiendo las denuncias presentadas por y en Estados Unidos.
¿Ahora, quiénes seguirán, Fox, Calderón, Macedo de
la Concha, Cabeza de Vaca? todos ellos altos funcionarios en las pasadas
administraciones del PAN.
¿Se atrevería el gobierno actual a detener y a
procesar al ex secretario de la Defensa Nacional Guillermo Galván Galván?
Las denuncias contra la corrupción que se hicieron
con toda oportunidad de los nexos gobierno-narcotráfico fueron, por decir lo
menos, desatendidas si no es que cooptadas, sofocadas, acalladas.
Por eso el pueblo, ese al que el presidente en
funciones llama sabio y bueno, puede no ser lo segundo pero lo primero sí y es
por ello que en las últimas elecciones federales retiró su apoyo a los que eran
los dos más importantes partidos, buscando freno a tanto abuso y robo.
Ahora, aunque la 4T no ha satisfecho a muchos
porque de una u otra forma la gente estaba adaptada al viejo sistema y como
para la mayoría no han mejorado las condiciones económicas y de seguridad, hay
zozobra y desánimo.
También influyen Morena y sus desórdenes
preelectorales; la incapacidad de sus gobiernos Cuauhtémoc Blanco de Morelos y
Cuitláhuac García de Veracruz más otros que ganaron alcaldías, diputaciones,
senadurías y hasta puestos en los cabildos locales son ejemplos notables de cómo
no se debe gobernar y ello anima a los contrarios al régimen a endurecer sus
críticas.
Fox, Calderón y sus endebles reputaciones están en
la picota del ánimo popular, sufren el escarnio de todos quienes reprueban los
excesos y delitos gubernamentales.
Y eso que los de Peña Nieto -excesos y delitos- aun
no se conocen a cabalidad pero se adivinan todavía más escandalosas.
Entonces sí podremos decir: si encarcelan a todos
los políticos ladrones ¿quién cerrará la puerta?