Un
modelo económico favorable para las Pymes
Marcelo
Torres Cofiño
D
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Por desgracia para el país la 4T no ha significado un
abandono de ese modelo que solo favorece a los predilectos. Todo lo contrario,
el incremento en las adjudicaciones directas sin licitación alguna como método
para comprar es un ejemplo de que son los allegados y no las mejores ofertas
quienes se están beneficiando de las obras y programas del Gobierno federal, lo
que no es de extrañar dado el origen priista de muchos de los que hoy se
presentan con los colores de Morena, empezando por el que “se le cansó el
ganso”.
En un entorno en el que no hay una verdadera libertad para
competir, sino que se beneficia a los poderosos es muy difícil que las Pymes
prosperen.
Como he venido insistiendo en las últimas semanas, las micro,
pequeñas y medianas empresas son el verdadero motor de la economía mexicana; de
tal manera que cada decisión que las saca de la posibilidad de competir para
otorgar un contrato a “un cuate” es un atentado en contra del sector que más
riqueza genera en este país.
Pero las Pymes no sólo están enfrentando una profundización
del capitalismo de amigos con la 4T, sino que ahora comienzan a padecer los
efectos de la centralización, que hace más lentos los trámites y determina
medidas fuera del contexto real de quienes arriesgan su patrimonio para
emprender.
El Gobierno federal está dando un vuelco al pasado impidiendo
que las instituciones se modernicen y puedan apoyar con mayor eficacia el
trabajo de la planta productiva del país.
No es extraño que el PIB esté teniendo un crecimiento nulo y
que estemos enfrentando la peor contracción de la economía mexicana en una
década, cuando se están minando algunos de los factores que requieren las Pymes
para florecer; con el resurgimiento de fórmulas rentistas y corporativistas que
permiten que ciertos grupos impongan sus intereses particulares, a cambio de
fortalecer la figura presidencial y prolongar la estancia en el poder de
Morena.
No es un secreto. Todos somos testigos de quiénes son los que
están cerca del poder y quiénes se despachan con la cuchara grande, al tiempo
que se desfavorece el trabajo de los pequeños y medianos empresarios, a los que
mentirosamente se les dice que no se les aumentarán los impuestos, cuando por
distintas vías se les castiga, por ejemplo, con el pago de tasas más elevadas
en el caso de sus ahorros.
En verdad, alguien tiene que hacerle ver al Presidente que
está caminando por una ruta que conduce al fracaso, porque afecta a quienes más
empleos generan en el país.
Es por demás importante que López Obrador reconozca que el
problema de México no es el modelo neoliberal, sino el capitalismo “de cuates”;
y que, en consecuencia, deje de favorecer a sus amigos para comenzar a poner un
piso parejo, en el que puedan florecer y fortalecerse las Pymes.