Va de veras
Periódico 4º. Poder (Facebook)
Con la detención de Rosario Robles Berlanga los
escépticos, los críticos del régimen, los políticos del neoliberalismo, saben
ahora que la lucha contra la corrupción va en serio.
La aprehensión del influyente abogado Juan Collado,
las declaraciones de López Obrador, el clamor popular para que se castigara a
funcionarios ladrones y prevaricadores, a quienes cometieron -y siguen
cometiendo- peculado; a los que se inventan empresas fantasma para desviar
(robar) recursos públicos y que creían que la justicia sería sólo para unos,
selectiva, creadora de chivos expiatorios se saben equivocados pues según se
ve, lo expresado por el presidente de la república de que las denuncias
presentadas seguirán su curso, ahora sí hasta sus últimas consecuencias, es
verdad.
¿Dónde terminará esto?
Quien sabe pero es un gusto saber que quienes se
han enriquecido con el dinero del pueblo, reciban su merecido castigo.
Servirá de escarmiento no sólo a ex funcionarios
sino a gobernadores, a presidentes municipales que se enriquecen en un trienio
(como la alcaldesa de Lerdo María Luisa González Achem) y de otros munícipes
acostumbrados a pedir no el diezmo, sino una cuarta parte o más a los
proveedores para concederles obras y trabajos.
La poderosa secretaria titular de Sedesol
(Secretaría de Desarrollo Social) y luego de la Sedatu (Secretaría de
Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano), ahora está tras las rejas en espera
de juicio.
De poco le sirvió el “no te preocupes Rosario” que
le dijo el entonces presidente Enrique Peña Nieto que hoy por hoy, debe estar
preocupado con lo que sucede, más cuando sus ex colaboradores han declarado que
tenía pleno conocimiento de los robos.
Es cierto que la justicia tarda pero llega y ello
es un consuelo porque en los regímenes del PRI y del PAN, jamás llegó ni para
los más contumaces ladrones.
¿Se imaginan cómo estarán ahora Romero Deschamps,
Gerardo Ruiz Esparza, Pedro Joaquín Codwel y muchos otros?
“Ejercicio indebido del servicio público” es la
acusación contra Rosario Robles y si así se tipifica, todos o casi todos los
secretarios de Estado de las últimas administraciones podrían correr la misma
suerte que la de Robles Berlanga.