Sin título


El dolor de la verdad
Marcelo Torres Cofiño               →→→

Cómo les está costando trabajo a los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo aquellos que procuran mantenerse informados, el encontronazo con la realidad. Ya no saben ni qué decir. Se les agotaron los argumentos y ahora sólo repiten las mismas frases una y otra vez en la búsqueda forzada e infructuosa de desmentir la realidad.
Esta semana no fue solamente el anuncio de que México había crecido durante el segundo trimestre de este 2019 un decepcionante 0.1%, lo que alimentó su frustración.
Fue la manera en que el Presidente festejó como si se tratara de un logro. Pero, tal vez lo que más lastima a esos seguidores ilustrados de la 4T es la insistencia presidencial de afirmar que la meta sigue siendo 2% de crecimiento este año, porque cualquiera con un poco de sentido común sabe que tal cifra es imposible de alcanzar.
El Presidente ya no parece simplemente alguien carente de conocimientos básicos de la economía, ahora luce como alguien que se burla de quienes le tienen esperanza, porque saben que está faltando a la verdad; que les miente y lo hace con toda intención.
 Sus seguidores pensantes se dan cuenta, aunque se lo callen. Descalifican a los demás solo como mecanismo de defensa, sin darse cuenta de que nuestra intención jamás será la de burlarnos de su decepción ni de sus decisiones del pasado. Tenían una ilusión y nadie los puede juzgar por anhelar un México mejor. 
Lo más triste de todo es que mientras a ellos les está doliendo la realidad a su líder parece no importarle. Incluso cuando desde la Secretaría de Hacienda se lanza un plan de rescate, el Presidente sigue actuando como si nada malo estuviera ocurriéndole al país. Su incapacidad para abandonar el ánimo de campaña política y ponerse a gobernar es evidente.
El colmo es que se sigue quejando por el supuesto fraude de 2006 cuando toda su energía debería estar puesta en el mandato que mayoritariamente le otorgó el electorado mexicano. Si es alguien incapaz de superar el pasado, jamás podrá ser el líder que nos conduzca hacia un mejor futuro.
Pero, Andrés Manuel ya no sabe a qué echarle la culpa de su propia incompetencia. Cada vez se le ve más perdido, más alejado de la realidad. Como si el único que creyera en los otros datos fuera él; como si en ese mundo alterno que solamente él conoce sus decisiones estuvieron funcionando.
En la medida en que va avanzando el tiempo, sus excusas y pretextos comienzan a desgastarse. La tarea le está quedando demasiado grande y sus seguidores que tienen mayores nociones del funcionamiento de la economía se dan cuenta de la incapacidad y toman cualquier dato, hasta de cosas sucedidas en otros países, para mantener viva la llamita de la esperanza.
Nos acusan de ser agoreros del desastre y de alegrarnos del fracaso que AMLO está teniendo en su gestión. No se dan cuenta de que, precisamente porque nos importaba tanto nuestro país es que nos oponíamos a la llegada de López Obrador.
Ahora ya está y demostrando su verdad a los que no la querían ver. Siento que les esté doliendo, casi tanto, como a nosotros nos duele México.

Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

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