Diálogo y no imposición
Marcelo Torres Cofiño
Vamos a suponer que realmente la construcción del NAICM
estaba llena de problemas y de corrupción. ¿La solución era simular una
consulta ciudadana para forzar la cancelación de la obra y realizar otra con
mayores dificultades y 28% más cara? ¿No era más factible depurar y
perfeccionar el aeropuerto en el que ya se estaba trabajando? ¿Acaso no hay en
el país el talento y las capacidades suficientes como para incrementar la
viabilidad de la obra que ya estaba en construcción?.
El mayor problema de políticos como López Obrador es su
obstinación; esa idea de que sólo en ellos cabe la razón y que todos los demás
están equivocados, incluyendo, los miembros de su gabinete a los que
constantemente contradice y descalifica públicamente. Como consecuencia, los
problemas quedan sin ser resueltos y el costo para el país termina siendo muy
elevado.
La caída de 8 lugares en el Índice Global de Confianza de
Inversión Extranjera Directa y en la confianza de los consumidores que mide el
INEGI no es gratuita. Es producto de esa forma degenerada de atender los
asuntos públicos, más parecida a la de un dictador caprichoso que a la de un
estadista.
Por tanto, tenemos que hacer en Coahuila una política
diferente –yo diría, que sí sea política– basada en el diálogo honesto y la
búsqueda conjunta y comprometida de soluciones a nuestros problemas, el cual
surja de la aceptación del otro, de sus necesidades y expectativas.
Hablar cara a cara facilita que sean encontradas alternativas
viables a las dificultades que se presentan, por muy complejas que éstas sean.
Además, compromete a las partes a realizar las acciones necesarias para
superarlas.
Hace unos días, escuché, junto con algunos ciudadanos en La
Laguna, la propuesta que tiene el Dr. Carlos Hernández Yáñez para resolver el
problema del agua en la región y refrendó mi convicción de que no estamos ante
una fatalidad, sino que sí hay solución.
Si procediéramos a la manera del Presidente, simplemente
comenzábamos a desarrollar otra cuenca lechera en otro lugar, por más inviable
que ésta sea. Pero, hacerlo a la manera de los laguneros es buscar una salida
de la que todos ganemos.
Es bueno que a la reunión asistieron personas afines a
distintos partidos políticos, incluso de Morena, ambientalistas, ganaderos y
otros ciudadanos interesados en atender el problema y que, lo que se colocó en
la mesa sean datos científicamente probados, no las ocurrencias del Presidente.
Porque es sobre la base de la ciencia y la tecnología que los
esfuerzos de todos los interesados en dar sustentabilidad a La Laguna van a
rendir frutos.
Creo que es necesario multiplicar ese tipo de encuentros,
para provocar acciones concretas, como las que sé que ya están implementando
los productores lecheros que sin duda son los más interesados en que su forma
de vida sea viable a largo plazo y generadora de prosperidad para todos.
Estoy convencido de que así, haciendo política de verdad,
vamos todos los laguneros a defender a nuestra región y a sus actividades
productivas. Y que así pasará también en las otras cuatro regiones del estado,
porque Coahuila tiene con qué y el diálogo y la política bien llevada es su
mejor instrumento.