Balacera-Ambulantes
Periódico 4º. Poder (Facebook)
Lo ocurrido en Cuernavaca, donde un sicario asesinó
a dos personas, cimbraron a la opinión pública del país.
La agresión artera y cobarde fue, según los
primeros informes, por el reordenamiento de los vendedores ambulantes en el
centro citadino.
No importó al criminal disparar a sus víctimas en
medio de decenas de personas ni que la agresión ocurriera en horas de la mañana
y junto al palacio de gobierno.
El agresor, por buena suerte, fue aprehendido de
inmediato y la Fiscalía de Morelos y el director de Seguridad Publica del mismo
Estado dieron a conocer los antecedentes del detenido que estaba fichado y
había sido ya preso por diferentes delitos.
Con lo sucedido se ve que cada vez los delincuentes
tienen menos miedo de la autoridad porque pese a ser contumaces infractores,
salen libres con facilidad.
Tampoco, cuando ocurren sucesos tan lamentables
como el que aquí tratamos, se puede comprender cómo las autoridades municipales
permiten el continuo incremento de vendedores ambulantes que se adueñan de las
banquetas y de grandes áreas del arroyo vehicular.
Basta darse una vuelta por el centro de las
ciudades comarcanas para ver la anomalía.
Primero los dejan, quizás por lo que pagan, quizás
porque son un apoyo en tiempos electorales o quizás por desidia pero luego ya
no los pueden quitar y se convierten en lo que hoy son: una plaga.