Fernando Rangel
de León
Está librándose una batalla entre un grupo conformado por asociaciones nacionales de padres de familia de colegios particulares y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, y la Secretaría de Educación Pública, por el contenido de los libros para el ciclo escolar 2023-2024, cuya impresión se ha estado viendo amenazada por los amparos promovidos por dichas asociaciones.
Afortunadamente, algunos
Magistrados, conscientes de la importancia de la educación para el país, han
revocado suspensiones de amparo concedidas por juezas encerradas en sus torres
de marfil inconscientes de que gracias a esos libros de texto gratuitos
pudieron estudiar primaria y secundaria; a no ser que desde entonces hayan
estudiado en el extranjero.
Por lo que ya sin esas
“chicanas”, en el Poder Judicial Federal, los educandos contarán con sus libros
de texto gratuitos para sus clases de este año lectivo escolar 2023-2024.
Los reaccionarios, los
conservadores, los que no quieren que
continúe el devenir histórico de México,
siempre se han opuesto a los libros de texto gratuitos desde su creación en
1959 por el Presidente Adolfo López Mateos; habiendo sido su mejor abanderado
el Partido Acción Nacional; que se oponía no solo al enfoque progresista de los
contenidos de los libros de texto gratuitos, sino también a que los imprimiera
y los regalara el Estado.
A nosotros todavía nos tocó
estudiar con libros hechos por editoriales privadas, que teníamos que comprar;
recordando de Primaria entre otros los libros Poco a Poco, y Nueva Senda; de Secundaria
libros como El Hombre y La Sociedad, El Hombre y La Economía y El Hombre y El Derecho,
de Benito Solís Luna; La Revolución Mexicana, de José Mancisidor; Biología de
Enrique Beltrán, y otros.
Los libros de texto
gratuitos son obligatorios en todas las escuelas y colegios, ya sean públicos o
privados, atendiendo al mandato de la gratuidad de la educación, como un
derecho humano garantizado en el 3° Constitucional.
Que malo que algunas
asociaciones de padres de familia de colegios particulares, están actuando en
contra de los libros de texto gratuitos; pues están obstaculizando la impresión
normal de los mismos y su oportuna entrega a los alumnos, entre ellos a sus
propios hijos.
Pero más malo es todavía que
los padres de familia de los millones de alumnos que no tienen dinero para
comprar sus libros, no se organicen y defiendan con todo por todos los medios y
públicamente a los libros de texto gratuitos.
Por eso las clases más
desvalidas siempre resultan perjudicadas.