La visita de AMLO
Periódico 4º Poder
Casi tan rápida como la de Sabinas,
en Coahuila, fue la visita que el presidente López Obrador hizo al municipio de
Lerdo en Durango, para tratar el asunto del Agua Saludable para La Laguna.
La visita reseña varias cosas que,
desde mi punto de vista, no son buenas ni convenientes.
Primero que la falta de coordinación
entre los gobiernos federal y de los Estados limita la difusión de las
actividades presidenciales porque a diferencia de otros tiempos cercanos, los
encargados de dicha coordinación no invitan a los medios locales y los
reporteros tienen que abordar por asalto al ejecutivo federal para sacarle la
nota.
Las invitaciones previas, los gafetes
de identificación, los lugares adecuados para la conferencia y las preguntas
bien hechas y contestadas, quedaron atrás dando paso al amontonamiento, al
griterío y a las inconformidades.
Los invitados son pocos y en esta
ocasión hasta el gobernador de Coahuila Miguel Riquelme Solís se retiró lo que
muchos consideraron antes de tiempo aunque José Rosas Aispuro, el gobernador de
Durango haya declarado su beneplácito por la visita.
Por otra parte, las declaraciones del
presidente en sentido de que los adversarios a su gobierno entorpecen la marcha
del proyecto, hace ver -una vez más- que no es lo mismo el norte que el sur de
sus amores porque aquí se deja hacer y pasar a los opositores cuando allá se
impone la voluntad oficial con expropiaciones y hasta declarando al Tren Maya
como asunto de “seguridad nacional” para burlar los amparos judiciales.
La actitud del presidente vaticina
que los laguneros seguiremos con el problema del agua mucho tiempo después de que
López Obrador haya dejado el cargo y los “caciques” como lo dice, serán los
responsables de un problema que con el tiempo irá agudizándose.
Valga decir que esos caciques no son los líderes ejidales, ni siquiera
los que hablan, declaran y se inconforman y exigen como suya la dotación de
agua; son un exgobernador y el alcalde que siempre se ha opuesto a ese plan por
cuestiones partidistas sin importarle el bienestar ciudadano.
Allá y aquí duraron sólo unos
minutos; allá para dar aliento a las familias de los mineros atrapados en un
“pocito”, mineros que sin duda ya son cadáveres y aquí para fustigar a los
“caciques” que se oponen al proyecto gubernamental de traer agua de la presa a
la zona urbana y dotar a la población del líquido libre de arsénico.