Morena ¿gobierno
de 12 años?
Periódico 4º. Poder
Vicente Fox Quesada llegó al poder con el apoyo de la mayoría de los
mexicanos aunque el que esto escribe tiene la tranquilidad de conciencia por no
haber cometido el error de seguir la avalancha electoral que luego se convirtió
en terrible decepción.
Sin embargo el pésimo y ridículo gobierno le dio al PAN la oportunidad de seguir -con trampas y fraudes- otros seis años en el poder con un presidente además de corrupto, incapaz de conducir al país al desarrollo y el progreso.
Morena también conquistó el poder con la solidez de una votación arrasadora, dándole oportunidad al hombre que durante décadas luchó por todos los rumbos del país, ciudades y poblados, ofreciendo desterrar la corrupción y cambiar las cosas para bien del pueblo, incluso anteponiendo el interés de los pobres y haciendo pagar a los ricos que no lo hacían.
López Obrador el presidente habla todos los días al país, debate y rebate, fustiga y predica, da clases de historia y de geografía, aunque -igual que muchos, para las matemáticas- pide ayuda.
Ha ofrecido que en el 24 se irá al destierro político, que no participará en conferencias, ni siquiera contestará el teléfono a quienes para entonces serán sus excolaboradores.
Ahora bien, ¿se imaginan ustedes en una mañanera a Marcelo Ebrard o a Claudia Sheinbaum?
Por otra parte que el propio presidente se haga de la vista gorda de las inconformidades que genera la dirigencia de Morena, sus trácalas e imposiciones y también las complicidades con políticos oportunistas de otros partidos tiene a su movimiento ya formado por tribus más feroces, decididas y salvajes que las que alguna vez pelearon dentro del PRD.
Por eso Morena puede ser en la historia patria algo tan efímero como la duración de dos sexenios: uno el de los cambios inconclusos, dos el del declive político, de los arreglos con los adversarios y las componendas con los incrustados.
La “consulta” de hoy ya se advierte amañada, excluyente y tanto a nivel nacional como local hay inconformidades, decepción y enojo.
Desde ya se escuchan los Pum! ', '¡Zas! argh, ouch, augh; Ay!, ¡Ah!, ¡Bah!, paf! y luego se oirá el llanto de la decepción de muchos.
Antes no se movía una hoja sin la voluntad del presidente informado y autoritario… pero no eran estos tiempos donde si no se puede ser el “mártir de la transformación”, cuando menos se intenta ser del “apóstol… de la ingenuidad”.
Sin embargo el pésimo y ridículo gobierno le dio al PAN la oportunidad de seguir -con trampas y fraudes- otros seis años en el poder con un presidente además de corrupto, incapaz de conducir al país al desarrollo y el progreso.
Morena también conquistó el poder con la solidez de una votación arrasadora, dándole oportunidad al hombre que durante décadas luchó por todos los rumbos del país, ciudades y poblados, ofreciendo desterrar la corrupción y cambiar las cosas para bien del pueblo, incluso anteponiendo el interés de los pobres y haciendo pagar a los ricos que no lo hacían.
López Obrador el presidente habla todos los días al país, debate y rebate, fustiga y predica, da clases de historia y de geografía, aunque -igual que muchos, para las matemáticas- pide ayuda.
Ha ofrecido que en el 24 se irá al destierro político, que no participará en conferencias, ni siquiera contestará el teléfono a quienes para entonces serán sus excolaboradores.
Ahora bien, ¿se imaginan ustedes en una mañanera a Marcelo Ebrard o a Claudia Sheinbaum?
Por otra parte que el propio presidente se haga de la vista gorda de las inconformidades que genera la dirigencia de Morena, sus trácalas e imposiciones y también las complicidades con políticos oportunistas de otros partidos tiene a su movimiento ya formado por tribus más feroces, decididas y salvajes que las que alguna vez pelearon dentro del PRD.
Por eso Morena puede ser en la historia patria algo tan efímero como la duración de dos sexenios: uno el de los cambios inconclusos, dos el del declive político, de los arreglos con los adversarios y las componendas con los incrustados.
La “consulta” de hoy ya se advierte amañada, excluyente y tanto a nivel nacional como local hay inconformidades, decepción y enojo.
Desde ya se escuchan los Pum! ', '¡Zas! argh, ouch, augh; Ay!, ¡Ah!, ¡Bah!, paf! y luego se oirá el llanto de la decepción de muchos.
Antes no se movía una hoja sin la voluntad del presidente informado y autoritario… pero no eran estos tiempos donde si no se puede ser el “mártir de la transformación”, cuando menos se intenta ser del “apóstol… de la ingenuidad”.