Sueño frustrado
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º. Poder·
Pensar en grande, hacer poder y
fortuna, proteger a sus hijos y asegurar un futuro.
-Mandar, también mandar.
Y todo de repente se convirtió en
pesadilla; se acabó la oportunidad… se descubrió el engaño.
Y eso fue por las malas decisiones,
por emprender tareas sin la adecuada y previa preparación, por creer que el
contubernio y la complicidad serían suficientes.
-También es culpable el ego:
“Yo puedo, yo lo merezco, yo me lo he
ganado”,
-Y la ingenuidad y la estupidez:
Por qué no preguntarse ¿Por qué me
escogen a mi si la popularidad no me favorece, si la empresa es demasiado para
mis aptitudes?
-La ambición:
Que pueda seguir protegiéndolos, que
puedan seguir viajando como lo que son: ricos y despreocupados, que pasen por
empresarios.
Qué importa la gente, qué importan el
progreso y el desarrollo de un pueblo, básteme con ser buena madre y mejor
abuela, asegurar mi futuro.
Pero no, caído el tinglado, la
amargura, la decepción… y el temor.
Temor de quedar fuera de cualquier
proyecto político, de ser mirada en la calle con desprecio o indiferencia o
víctima de una venganza legal o de la justicia que investige los delitos
cometidos.
En alguna ocasión se lo dije: están
equivocando el camino, están jugando mal sus cartas… y poco le importó, tenía
otras ambiciones, consejeros interesados pero inescrupulosos, listos para el
negocio que los beneficia sin ver las consecuencias y sus desprestigios.
Ahora todo lo pierde; tal vez le dé
cobijo el gobierno federal pero, por sus antecedentes, es de dudarse.
Lo bueno es que se va junto con un
grupo delincuencial, ineficaz para luchar por la gente y, por si fuera poco,
inmoral.
Lo tiene merecido