¿Hasta dónde el empoderamiento?
Periódico 4º. Poder·
Sacarlas del yugo matrimonial -cuando
es yugo- es elogiable;
retirarlas del peligro de maridos
borrachos y desobligados, era necesario;
quitarlas del riesgo que tienen con
parejas agresivas y golpeadoras… indispensable;
la protección a las mujeres es legal,
está plasmada en la Constitución pero tomarla de bandera para la política,
imponer una paridad de género, por género y no por capacidad, lleva a errores;
mujeres han habido a través de la
historia del mundo buenas, altruistas, entregadas a buenas obras, aunque
también se les ha querido satanizar, desde a Eva con su desobediencia e
instigación al “ingenuo” de Adán, hasta a las suegras que aunque sean un pan
dulce en su trato, son motivo de chistes y referencias nada gratas.
Ahora, los políticos que no tienen
mayores alcances para la innovación y para mantenerse como líderes y paladines,
las involucraron en la política esperando sacar provecho.
Cuando escribo de estos temas deseo
que no se me crea misógino y mucho menos que piense como Vicente Fox que se
refirió a las mujeres como “lavadoras de dos patas” o como Diego Fernández de
Cevallos quien al referirse a ellas las catalogó como “el viejerío”.
Pero el empoderamiento femenil ha
tenido funestas consecuencias entre el crimen organizado porque al cobrar
venganzas, las mujeres mueren igual que los hombres e igual que a los hombres
las torturan antes de quitarles la vida.
En la política hay mujeres que actúan
como cualquier rufián; ejemplos hay muchos y en el Congreso, polula cada
espécimen que ni siquiera de vecinas podríamos soportar.
Lily Téllez, bonita de cara, menudita
(al menos así se ve) y simpática, pierde todo encanto cuando abre la boca para
fustigar a cualquiera y por cualquier motivo.
Y ella no es la única, allí en las
cámaras de senadores y diputados, alcaldías y candidaturas, hay féminas que son
de dar miedo.
Se dice que un craso error
de López Obrador fue sacar al ejército de los cuarteles porque luego será muy
difícil hacerlos volver… ahora imagínense si habrá poder humano para que las
mujeres vuelvan a coger los mandiles y la abnegación hogareña