El burro muerto
Miguel Ayax González Hubbard
Periódico 4º. Poder
(Cuento
corto)
Una muchacha con nombre
de mar, Perla o Marina, se fue al campo y compró un burro a un viejo campesino
por quinientos pesos.
El viejo acordó
entregarle el animal al otro día pero el día de la entrega, el campesino le
dijo:
-Lo siento, Perla o
Marina (usted póngale nombre) pero tengo malas noticias: el burro murió.
-Entonces -dijo ella-
devuélvame el dinero.
El vendedor replicó:
-No puedo. Ya me lo
gasté.
Ella le dijo: Bien, da
igual, entrégueme el burro.
-¿Y para qué? preguntó
el anciano. ¿Qué vas a hacer con él?
-Lo voy a rifar
-contestó Marina… o Perla.
-¿Estás loca? ¿Cómo vas
a rifar un burro muerto?
-No le voy a decir a
nadie que está muerto, por supuesto.
Un mes después de este
suceso, el campesino se la encontró nuevamente y le preguntó:
-¿Qué pasó con el
burro?
Ella respondió: lo
rifé, vendí 500 números a $20 cada uno y gané $10,000.
-¿Y nadie se quejó?
preguntó el viejo.
-Sólo el ganador, pero
a él le devolví sus $20.
La lista vendedora
creció y se hizo política hasta llegar a lideresa, luego a diputada, después
ministra y luego volvió a ser diputada y
de la misma forma usó el dinero de todos. ¡Y ese dinero, fue a sus bolsillos y ya
sabemos de qué manera!
Una persona que durante
su vida no trabajó ni hizo nada productivo, ahora es muy rica porque encontró
muchos “burros muertos” en su camino y los fue rifando a mucha gente ingenua.
Pero lo mejor de esta
historia es que sigue encontrando “burros muertos” para seguir enriqueciéndose.
¿Vamos a dejar que nos
sigan vendiendo burros muertos?
Hay que estar alerta,
abrir los ojos y, mejor aún la mente, el criterio y actuar con sentido común.
Piense en sus hijos y
su familia.
Usted puede ayudar a
que paren de vendernos “burros muertos”.
Dijo George Orwell:
“Un pueblo que elige
corruptos, inservibles, cínicos y traidores, no es víctima, ¡es cómplice!”