La UNAM
en la historia de México
Por
Fernando Rangel de León Solo hay en México una institución más antigua
que la UNAM (Real y Pontificia Universidad de México), la Iglesia Católica; y
solo hay un lugar con más extensión territorial que la Ciudad Universitaria, el
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Lic. Benito Juárez”, en el
entonces Distrito Federal, nos lo dijo el Rector doctor Juan Ramón de la
Fuente, aquí en Torreón, el 6 de septiembre de 2002.
La UNAM ha pasado por muchas vicisitudes en
sus 470 años de vida; destacando su clausura por el Presidente de la República,
el liberal doctor Valentín Gómez Farías, porque la Iglesia y la derecha se
habían apoderado de ella; su lucha por la autonomía en 1929, su invasión por el
ejército ordenada por el secretario de Gobernación, Luis Echeverría
Álvarez, en 1968, su huelga de casi 9 meses entre 1999 y 2000, y que
terminó con el arribo del doctor de la Fuente, a la Rectoría; entre
otras adversidades.
En 1934, cuando campeaban las ideas izquierdistas en
nuestro país, se discutió cual sería el tipo de enseñanza que impartiría
la UNAM, siendo dos los proyectos: el de la libertad de
cátedra expuesto magistralmente por el maestro Antonio Caso, y el
socialista explicado brillantemente por su exalumno Vicente Lombardo Toledano,
uno de los siete sabios de México, quien sostuvo que al amparo de la libertad
de cátedra por ejemplo si el maestro de biología era religioso enseñaría el
origen divino de la vida, mientras que el de historia si era materialista
enseñaría que el origen de la vida es el que
explica Charles Darwin; lo que según él, confundiría al alumno; por lo que
él prefería que se dijera que la enseñanza o era religiosa o era
materialista dialéctica histórica; esta polémica que es famosa, se conoce
como “el Caso-Lombardo”.
Esta polémica en teoría la ganó Lombardo, al grado
que se reformó el 3° Constitucional, que decía que la educación que impartiera
el Estado, sería socialista; pero en los hechos triunfó la libertad de cátedra
del maestro Caso, y que es la que está vigente; pero fue tan importante que la
derecha, para blindar a la UNAM, de la influencia socialista de la época
cardenista, nombró como su Rector a Manuel Gómez Morín, otro siete sabios,
fundador del PAN.
Es cierto que la UNAM en sí, no debe de tomar
bandera ideológica o política alguna; pues está para hacer investigación,
ciencia, cultura, arte, profesiones y demás actividades del conocimiento y del
saber universales; pero de acuerdo con la ideología de sus rectores, sí se le
da un sesgo filosófico; y así tenemos rectores como Mario de la Cueva, que
se inclinaba por lo social-humano; a Ignacio Chávez, por la excelencia
académica progresista, a Juan Ramón de la Fuente, por la superación académica
masiva con excelencia, al grado de que situó a la UNAM entre las mejores
universidades del mundo.
Pero en los últimos 35 años algunos rectores no
antepusieron la ciencia y las humanidades al neoliberalismo que tanto ha dañado
a México; pues no se pronunciaron públicamente en contra de los perjuicios
al medio ambiente, a la ecología, a la economía, a la soberanía, ocasionados
por la iniciativa privada apoyada por el Gobierno, en contra del pueblo.
Por no haber estado la UNAM, a la altura de los
requerimientos de la nación cuando más la necesitaba, es el reclamo del
Presidente de la República, el exalumno de la UNAM, Licenciado en Ciencias
Políticas y Sociales, Andrés Manuel López Obrador; reclamo que no debemos sacar
fuera de la historia de México.