Monseñor
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º. Poder
Conocí a don Manuel Mireles Vaquera
cuando fue párroco en Lerdo y desde entonces pude ver lo humilde y austero que
era además y hasta en cierto modo, parco en sus palabras.
Estuvo en Gómez Palacio desempeñando
con eficacia su tarea de pastor de almas y supo ganarse el cariño de la
feligresía.
Nació en Las Nieves, Zacatecas y se
ordenó luego de sentir el llamado de la devoción a la que se consagraría.
Fue obispo en El Salto, Durango a
donde llegó -según contaba- sin siquiera tener un alojamiento si no cómodo,
cuando menos con lo necesario.
Por azares y circunstancias alguna
vez estuve en Durango capital en casa de dos de sus hermanas y pude ver que
igual que él, vivían humildemente, en recogimiento y agradecidas con nuestro
Creador.
Una de ellas fue también religiosa lo
que deja ver que pertenecieron a una familia cristiana, quizás pobre pero
creyente.
“El Padre Mireles” como era
ampliamente conocido hizo una tarea constante, ardua e intensa para acercar a
Dios las almas de muchos laguneros descreídos o apáticos.
En alguna ocasión estuvo en las
oficinas y talleres de 4o. Poder para bendecir local y maquinaria lo que le
agradecimos por alejar lo que muchos dicen son “espíritus chocarreros o malas
vibras”.
Ahora y con el dolor de muchos
laguneros que lo conocimos y escuchamos en la última etapa de su vida en la
capilla de La Inmaculada Concepción de la colonia El Campestre, lo despedimos
de esta vida terrenal sabiéndolo acogido por el Señor y con la esperanza que
siga abogando por los que todavía estamos en este mundo.
En paz descanse.