Enfermos y
pervertidos
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º. Poder·
El “feis” nos trae diversión, acercamiento con los lejanos, información,
ideas y posibilidades gratuitas de comercio.
Las redes sociales nos libraron de la esclavitud informativa y perversa
de las televisoras que dirigían, manipulaban y torcían para su beneficio la
realidad del país.
El presidente de la república las califica de “benditas” y es lógico
después de tener, entre televisoras y conductores a sus principales enemigos
que él denomina sólo como adversarios.
La internet acabó con las distancias, las cartas postales, los
telegramas pero también trajo las bajezas humanas que se disfrazan de muchas
maneras.
Pedófilos, deficientes mentales, depravados, defraudadores, todos tienen
acceso con facilidad para dirigirse a conocidos y extraños.
En el messenger recibo mensajes de mis amigos del face con distintos
motivos, unos para saludarme, otros para recordarme cosas sucedidas y también
recibo por Messenger pensamientos positivos, frases célebres y hasta oraciones
que agradezco.
También, como hace mes o mes y medio, uno, el de un tipo que me deseaba
felicidad y le contesté que igualmente.
Luego, por dos o tres veces me llamó por mi nombre y al ver, me mostraba
en fotografía los senos de una mujer y me preguntaba si me gustaban.
La foto y la pregunta primero me causaron risa; pensé: ya no necesito ir
al taller a cambiar el aceite del carro para ver mujeres con poca ropa pero
luego me di cuenta que así como a mi me llegó ese “mensaje”, el enfermo al otro
lado de la línea, que no conozco, que jamás he visto y que acepté su “amistad”
sólo por ampliar el número de conocidos, sus memes y vivencias, pudo también
mandarle las mismas gráficas a un joven, incluso a un niño.
Creo que más que gente sin qué hacer, son perversos, enfermos cuya mente
encuentra satisfacción en sus desórdenes cerebrales, alejados de la cercanía
del cuerpo y el espíritu, del cariño, del amor.
Estos pobres seguirán su camino tortuoso, solos y frustrados.
Pobres. Pobres almas torcidas, pervertidas y sin satisfacción que no sea
morbosa y desviada.