Cubrebocas en los
bancos
Periódico
4º. Poder·
Cierto
es que los eventos extraordinarios como el que estamos sufriendo por el
Coronavirus hacen ver políticas y acciones buenas y adecuadas lo mismo que
banales e inútiles.Hay un cibernauta que en redes dice que nunca imaginó que pudiera entrar a cualquier institución bancaria con cubrebocas.
La idea que todos tenemos de hombres embozados que asaltaban diligencias en los westerns de Hollywood es muy arraigada, sobre todo en los adultos y los adultos mayores que veíamos esos filmes dejándonos la idea que el que se cubre el rostro no pronostica nada bueno.
En los bancos de México alguien tuvo la idea de prohibir que la gente ingresara con lentes oscuros, cachucha y, por si fuera poco, también el uso de teléfonos celulares así que si recibes una llamada, por importante que sea tienes que posponerla porque si no, eres inmediatamente increpado por el vigilante que cumple órdenes precisas.
En este caso como en muchos se transfiere la responsabilidad a los particulares por varias razones, por principio de cuentas la falta efectiva de vigilancia en las ciudades y claro, la deficiente preparación de quienes tienen la tarea de darnos protección, policías de todos los colores y nomenclaturas.
Pero no sólo ello, los bancos -los banqueros- tienen mucha responsabilidad por construir sucursales mal hechas, donde no hay privacidad para hablar de cuestiones de dinero, donde las oficinas están casi a pie de banqueta y hasta antes de la contingencia, los usuarios eran formados sin guardar la debida distancia porque, por ejemplo, al hacer un retiro cualquier solicitante era y sigue siendo escuchado por todos a su alrededor.
La falta de personal (para no pagar muchos salarios) hace que se hagan aglomeraciones y permitan que en las instituciones deambule gente que nada tiene que hacer o que andan cazando víctimas para robarlos mediante el hurto, el engaño o el atraco violento.
Mientras, la gente se arremolina afuera de las oficinas que nos guardan el dinero; las colas se forman con entre treinta y setenta personas que aguantan, aquí en la Comarca Lagunera, calorones de 38 grados