Meses de cosas
inéditas
Periódico 4º. Poder·
La vida actual la estamos viviendo como jamás lo
imaginamos.Muertos por doquier, la infodemia perniciosa, las reyertas públicas y la necesidad de atención para millones de enfermos por todo el mundo.
En México nuestro país, el tercero ya en número de
fallecidos los ataques contra el gobierno y principalmente contra quienes
dirigen los sistemas de salud, son incesantes y despiadados que no se ven ni en
Brasil ni en Estados Unidos que nos llevan por mucho en el número de muertos.
En México como en otros países se dispusieron
diferentes medidas para evitar los contagios; en la mayoría de las más pobladas
urbes, el encierro provocó inmovilidad y ésta, falta de dinero, carestía,
cierre de negocios y despido de trabajadores.
En el país vecino, sin duda el más rico del mundo,
el gobierno ha estado regalando dinero a los particulares; de unos cientos de
dólares que ofreció Trump el presidente ido, a un plan que incluye una promesa
de los demócratas: aumentar los pagos directos a las personas a 2 mil dólares
para la mayoría de los estadounidenses, además de los 600 dólares que
previamente había aprobado el Congreso y, por si poco fuera, a instancias del
presidente se aumentó a 15 dólares la hora como salario generalizado.
Como sólo en Estados Unidos sucede eso, el resto
del mundo se convulsiona; las inconformidades por el encierro se dan lo mismo
en la ciudad de México que en Bruselas, el Paris que en Madrid... en
Guadalajara como en Gómez Palacio donde las autoridades comenzaron con mucha
energía a instalar puestos de revisión de temperatura, cerrando caminos,
exigiendo los cubre-bocas, medidas ya dejadas en el olvido, algunas por
innecesarias y atentatorias de la libertad social y otras porque la gente que
no es buena y mucho menos sabia, no atiende.
Los llamados que se hacen una y otra vez para que
la gente se resguarde no son escuchados, muchos ni siquiera han dejado de hacer
sus fiestas multitudinarias y se juntan en salones, en quintas, en donde
pueden... para seguirse contaminando.
Y lo mismo hacen pobres que creemos ignorantes e
ignorantes ricos que creemos preparados.
Mientras, los hospitales se llenan, médicos y
enfermeros trabajan hasta la extenuación y las funerarias (y los vendedores de
oxígeno) hacen su agosto todo el año.