Nada que ver
con Trump
Marcelo
Torres CofiñoNo se trata en exclusiva de la reacción natural del
nuevo inquilino de la Casa Blanca a la descortesía del Mandatario mexicano que
fue, como sabemos, uno de los últimos en el mundo en reconocer su victoria electoral.
Se trata, además, de la previsible intención del
nuevo Presidente estadunidense de desmarcarse del populismo que caracterizó a
Trump y que ofrecía un escenario de intercambio entre políticos que, aunque
tenían diferentes ideologías, sostenían maneras muy similares, llenas de
demagogia.
Biden es un político sensiblemente más capaz que
Trump, mucho más preparado en los asuntos gubernamentales y con más claridad
con respecto a los intereses norteamericanos relacionados con México. Será,
para decirlo coloquialmente, un hueso duro de roer.
Alguien que no buscará apalancarse de la popularidad de su colega mexicano para quedar bien con el electorado latino, como evidentemente hacía Trump, quien con toda claridad utilizaba a López Obrador a su antojo
Alguien que no buscará apalancarse de la popularidad de su colega mexicano para quedar bien con el electorado latino, como evidentemente hacía Trump, quien con toda claridad utilizaba a López Obrador a su antojo
A la mirada simplista y simplona de Trump, que
compartía plenamente con el Gobierno mexicano, la va a sustituir una
perspectiva más calculadora que sabrá hacer uso de las reglas establecidas en
el T-MEC para presionar a México, buscando aparecer como un elemento
conciliador entre quienes se sienten lesionados por la elevada presencia de
inmigrantes ilegales y quienes buscan una salida más humanitaria.
Aquí tratarán de mostrar algunas medidas como “logros de la 4T”; pero allá todo estará movido por el interés de impedir que los más radicales vuelvan a hacerse del poder.
Por otra parte, es altamente probable que comencemos a ver, cada vez más, discrepancias en materia de seguridad pública. Las críticas a la DEA por parte del Mandatario mexicano pueden ser interpretadas como la primera reacción a ese cambio visible en la política estadunidense.
Aquí tratarán de mostrar algunas medidas como “logros de la 4T”; pero allá todo estará movido por el interés de impedir que los más radicales vuelvan a hacerse del poder.
Por otra parte, es altamente probable que comencemos a ver, cada vez más, discrepancias en materia de seguridad pública. Las críticas a la DEA por parte del Mandatario mexicano pueden ser interpretadas como la primera reacción a ese cambio visible en la política estadunidense.
Habrá un endurecimiento de parte del vecino país del norte, principalmente con
respecto al combate a la delincuencia organizada. Ahora sí se mostrarán duros
cada vez que se libere a un criminal.
Pragmático como es, Joseph R. Biden no dará reversa a aquellas medidas implementadas por Trump que sean de real utilidad para los intereses de su Gobierno.
Pragmático como es, Joseph R. Biden no dará reversa a aquellas medidas implementadas por Trump que sean de real utilidad para los intereses de su Gobierno.
Todo lo contrario, las sostendrá sin tener que asumir
el costo político de su creación, bajo el argumento de que sale peor
desmontarlas. Allí veremos que el cambio de régimen en los Estados Unidos no
significa derrumbar el muro, sino sofisticar su expansión.
En ese tenor, México será más presionado para
utilizar la Guardia Nacional para contener a los migrantes de este lado de la
frontera. Veremos que no habrá concesiones, menos aún, cuando fue el propio
Gobierno mexicano el que se colocó en una posición muy desventajosa para
negociar.
Pinta pues un panorama difícil en el futuro próximo
de las relaciones bilaterales. Ojalá y, por el bien del país, quienes están al
frente de la diplomacia mexicana comiencen a hacer bien lo que les toca, y que
convenzan a Biden de que la “T” de la 4T no tiene nada que ver con Trump.