Desobediencia
mundial
Periódico 4º Poder
Arturo Dávalos es el alcalde de Puerto Vallarta en
el Estado de Jalisco; fue entrevistado por Televisa el pasado lunes y en ella,
claudicó -de plano- en los esfuerzos oficiales (con todo y el llamado “botón
rojo” del gobernador Enrique Alfaro) para abatir la pandemia del covid.
Dijo el edil que Puerto Vallarta no subsiste con
otra actividad más que la del turismo; que no hay armadoras de vehículos ni
comercio y sólo los turistas y los servicios que se les brindan, sostienen a su
municipio.
Con videos de fiestas tumultuarias en estos días
pasados se confrontó lo dicho por el alcalde, fiestas de centenares de personas
que no guardaban la sana distancia y mucho menos llevaban el cubre-bocas.
Arturo Dávalos dijo que trabaja en estrecha
coordinación con el señor gobernador Enrique Alfaro Ramírez, con la Policía
Estatal, los bomberos, la Guardia Nacional y el Ejército para evitar las
fiestas pero que resulta imposible acabar con todas
Si todas las fuerzas del Estado no paran una fiesta
en Jalisco, menos van a frenar al doctor Hugo López-Gatell quien contra todo lo
que predica, se fue a Oaxaca de vacaciones.
La desobediencia, la apatía de la gente no es sólo
en Puerto Vallarta, tampoco de un individuo determinado como es el caso del
subsecretario de Salud federal; se da por todas partes, lo mismo en países
supuestamente muy cultos y adelantados que en los tercermundistas, igual entre
ricos y pobres, entre personas cultas e ignorantes.
A tanto han llegado las cosas que hasta el Santo
Padre Francisco está triste (y sin duda molesto) porque la gente no se cuida,
sale, se expone... y se muere.