¡Pero qué fastidio con la tele!
Sí, ya resulta un verdadero castigo en estos
tiempos de encierro ver la tele.
Los programas se repiten una y otra vez, los
noticieros son repetitivos y las series y programas se interrumpen cada tres
minutos para decirnos -machaconamente- lo mismo en una interrupción y en la
siguiente.
Los comentaristas perdieron objetividad; todos ven
un camino sin regreso, un túnel sin salida, un cielo negro y amenazante.
Pareciera que para ellos en cuanto se les acabaron
los contratos de publicidad y los desmedidos privilegios, no sólo se
deprimieron, sino que se exaltaron y luego se pusieron en pie de guerra contra
todo y contra todos, especialmente contra el gobierno y particularmente en
contra del presidente López Obrador.
Gracias a Netflix con sus series y películas y
gracias a Youtube que divierte lo mismo a niños que a adultos.
Como estamos imposibilitados para trabajar con
normalidad, salir a donde queremos y menos pensar en viajar, luego de ocho
meses resulta cansado estar viendo los mismos programas y los mismos noticieros
que en vez de informar objetiva y claramente, sus dueños los han convertido en
armas de ataque, notas exageradas y a veces francamente perversas por su falsedad.