Los porqués
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º. Poder
Me pregunta un amigo con toda la buena intención de
su entendimiento ¿por qué insisto tanto en el cobro de la factura que nos tiene
pendiente la presidencia municipal de Gómez Palacio?
Me pregunta si ando tan necesitado de dinero como para no dejar de insistir en el pago de una cantidad que aquí mismo hemos dicho que no es de consideración y que ¿por qué mejor no dispongo de mi tiempo en otras cosas y no en esta que parece ser una causa perdida?
Le expliqué con toda cordialidad que efectivamente no es la cantidad; que es el hecho de que se hayan autorizado las publicaciones y luego, sin motivo, se desconozca el compromiso.
Me pregunta si ando tan necesitado de dinero como para no dejar de insistir en el pago de una cantidad que aquí mismo hemos dicho que no es de consideración y que ¿por qué mejor no dispongo de mi tiempo en otras cosas y no en esta que parece ser una causa perdida?
Le expliqué con toda cordialidad que efectivamente no es la cantidad; que es el hecho de que se hayan autorizado las publicaciones y luego, sin motivo, se desconozca el compromiso.
Porque las autoridades de todos los niveles deben
tener seriedad para hacer las cosas; para tratar los asuntos que ellos pueden
manejar pero que son de la sociedad en su conjunto.
Si porque quieren deciden dejar de pagar a los
proveedores, no sólo nos están afectando en la economía, sino que faltan al
compromiso, a la seriedad y una autoridad encabezada por una mujer, es una
autoridad que no es seria, que no actúa con sobriedad, es más que un cuerpo
colegiado representante de la sociedad, un grupo de pillos que buscan sacar
provecho para ellos mismos.
No es la cantidad le dije, es la sinvergüenzada que hacen, porque actúan
sin ética y así no tienen legitimidad para representar a un pueblo.
Pero viendo que ni siquiera cumple esta
administración morenista con sus trabajadores a los que niega sus derechos
laborales y prestaciones ofrecidas, ya comienzo a pensar que esta insistencia
nada logrará con argumentos ante la inesperada negativa y el cinismo
superlativo que tienen los que hoy llevan -o mal llevan- las riendas
municipales