PEP
Miguel Ayax
González HubbardPeriódico 4º. Poder
Las siglas significan Premio Estatal de Periodismo
y en estos días se entrega a esforzados comunicadores de todo Coahuila.Se otorgan por crónica, noticia, columna, cartón, reportaje, fotografía, etcétera, etcétera y más etcéteras.
También al que cumple -a fuerzas o sin ganas- 25,
30, 35, 40, 45, 50, 55 y 60 años en esa labor. Hay reconocimientos post mortem
y son éstos quizás los más merecidos porque se entregan a quienes en distintos tiempos
cumplieron con la placentera pero a veces peligrosa responsabilidad de
informar.
Algunos amigos reporteros pidieron nuestro apoyo
para demostrar que habían trabajado en “La Época, Diario Lagunero” durante
buenos años y con gusto dimos las constancias correspondientes a fin de que
acreditaran recibir la presea y el premio en efectivo correspondiente.
En alguna ocasión uno de ellos me preguntó por qué
no me inscribía en los solicitantes si sabía -como previamente le había
platicado- que mi primer viaje, como “periodista” y acompañando a mi padre José
González Cantú a Saltillo, fue al último informe de don Braulio Fernández
Aguirre, allá por fines de los 1960.
Entrecomillo lo de “periodista” porque a pesar de
trabajar ya en los talleres de “La Época”, todavía estaba estudiando en la
preparatoria nocturna y aprendía a redactar.
Le dije que no; que nunca me apunté entre los solicitantes porque, aunque muchos de los galardonados merecen ese reconocimiento y más por su trabajo, dedicación, esfuerzo y riesgo y honestidad, hay otros que no.
Tampoco porque los premios éstos comenzaron a darse en las administraciones de los Moreira y me resultaba más que incongruente recibir un “reconocimiento” de tipos con la moralidad que todos les conocemos.
Le dije que no; que nunca me apunté entre los solicitantes porque, aunque muchos de los galardonados merecen ese reconocimiento y más por su trabajo, dedicación, esfuerzo y riesgo y honestidad, hay otros que no.
Tampoco porque los premios éstos comenzaron a darse en las administraciones de los Moreira y me resultaba más que incongruente recibir un “reconocimiento” de tipos con la moralidad que todos les conocemos.
Ahora veo los nombres de muchos conocidos, la
mayoría verdaderamente representantes del periodismo que han trabajado,
informado, respondido a la sociedad y a los medios donde se han desempeñado
como empleados o dirigentes y ello me complace profundamente.
Por mi parte y ahora en la tercera edad, reitero
que, según mi muy particular punto de vista, un periodista, para serlo debe
procurar ser imparcial.
Por ello, reportero masón o Caballero de Colón,
León o Rotario, militante de algún partido, sindicato o socio de cualquier club
social, pierde la perspectiva, el equilibrio y la imparcialidad.
Ni qué decir del “periodista” que se pone a las órdenes de un gobierno.
Ni qué decir del “periodista” que se pone a las órdenes de un gobierno.