Y piden justicia
Periódico 4º. Poder
“Todo lo que
queremos es justicia”.
Así lo piden los doloridos padres de las víctimas
de asesinato, lo mismo mexicanos de diferentes partes del país por los
feminicidios, por hechos de la delincuencia y porque sabemos que la justicia es
lenta y muchas veces sorda e ineficiente.
Pero esa justicia la piden incluso los padres de
los atracadores; los que roban a transeúntes y conductores, los que agreden a
mujeres solas en cualquier calle, los padres de jóvenes extranjeras como
sucedió hace unos días con una colombiana que estaba en México haciendo nadie
sabe qué y fue muerta en el hotel en que se hospedaba.
Y aquí cabe la pregunta ¿no sabían los padres a qué
se dedicaban sus hijos?.
¿No sabían que andaban fuera de la ley cometiendo
latrocinios?.
Es triste ver al papá iracundo, agrediendo a los
policías porque no lo dejan ver el cadáver de su hijo tirado en la calle,
muerto por un conductor desconocido que se defendió de un atraco que el
fallecido pretendía cometer.
Todos queremos justicia pero muchos no saben qué
hacen sus hijos; se hacen los desentendidos cuando, sin trabajar, traen dinero
en exceso; llegan a la casa con artículos automotrices o del hogar y no se
preocupan cómo los consiguieron.
Andan en la calle robando, agrediendo y cuando les
toca su hora trágica, todos exigen justicia.
Enséñenles a no robar, a respetar lo ajeno, a que
si actúan mal, pueden sufrir las consecuencias... y como está la inseguridad,
pueden perder la vida cuando menos se lo esperan.
No toda la culpa es de la autoridad rebasada,
insuficiente y a veces cómplice; la responsabilidad es de los padres
despistados, ocupados en todo menos en la educación de los hijos.
En el pecado, muchas veces llevan su castigo.