¿Se enteró de alguna tragedia o conflagración
mundia
¿Perdió el sentido de la realidad, de la
conciencia?
¿Fue víctima de espíritus chocarreros que no
salieron ni en cámara ni al aire?
¿Qué le pasó a Azucena Uresti la conductora
principal de Milenio Televisión para decir lo que dijo?
¿Habrá sanción del gobierno o de la misma empresa
para castigar la leperada de la lectora de noticias?
El ¡pu... ma... güey! (y güey el lo menos grosero
que expresó y lanzó al aire en “cadena nacional”), hace ver que la Azucena
podrá tener presencia y hablar con desparpajo pero, su conducta, su relación
con los compañeros de trabajo (iba a decir que deja mucho que desear) pero no,
es simplemente deplorable.
Antes cualquier locutor tenía que prepararse, tener
cultura general, ser moderado, imponerse límites, obtener una licencia
posterior a un examen riguroso; hoy cualquiera se adueña de un micrófono y lo
mal usa.
La “presentadora” enseña -eso sí- hasta dónde llega
la mal entendida “igualdad” que buscan algunas mujeres con los hombres y,
quizás la educación que una madre grosera y permisiva la “educó” para que hoy
se comporte como lo hace.
Eso, a menos que estuviera llamándola... a su
progenitora.