TORRE AZUL
Educación para cambiar a México
Si hay un rubro en el que se muestra que es falso
que México estaba preparado para la pandemia, como afirmó en reiteradas
ocasiones López Obrador, ese es la educación.
Son múltiples las afectaciones que está sufriendo
ese pilar del desarrollo y, hasta el momento, no se observan sino ocurrencias
de parte del gobierno federal que, para no variar, no tiene más que excusas y
pretextos a falta de soluciones de fondo.
Y mientras malgastan tiempo siendo “creativos” y
pactando con las televisoras que antes calificaban como lo peor de México, 1.4
millones de estudiantes abandonarán la escuela, imposibilitados de seguir
adelante, esto de acuerdo con una proyección del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo.
Duelen, también, los cuatro de cada 10 centros
educativos de financiamiento privado que deberán cerrar sus puertas.
La carencia de modelos pedagógicos probados, que
garanticen que la educación a distancia logre sus objetivos, sobre todo entre
los estudiantes más pequeños, es otro asunto que motiva gran preocupación,
porque más allá del tiempo escolar que se pueda perder, está el necesario
ejercicio de las capacidades que necesitan ser estimuladas para que logren
desarrollarse de manera adecuada.
Creo profundamente en la capacidad y el liderazgo
de quienes se dedican profesionalmente a la docencia en el país.
Estoy convencido de que, de haber tomado ellos las
decisiones, estaríamos mucho más cerca de una respuesta efectiva a las
exigencias y desafíos de las circunstancias actuales.
Pero, como sucede con otros rubros, el gobierno
federal no los escuchó y aplicó medidas pensadas desde el escritorio, las
cuales tienen muy pocas posibilidades de terminar siendo exitosas.
Confío, sin embargo, que a pesar de todas las
adversidades lograrán sacar adelante su labor y que el próximo lunes seremos
testigos de un regreso a clases que será ejemplar, por el compromiso con el que
encaran su vocación.
Si antes era trascendente su acción para el país,
hoy podemos decir sin duda que el futuro está en sus manos: ellas y ellos, sí,
pueden cambiar a México.