Informe
Periódico 4º. Poder
Como nunca había sucedido en administraciones del PRI el primer informe
de Marina Vitela Rodríguez, alcaldesa de Gómez Palacio, fue, por decir lo menos
“sui generis”.
Lo hecho por la administración en un año nadie lo ha visto; hechos y
cifras no son demostrables; explicados sí pero de ninguna forma comprobables.
Esta administración morenista de corazón tricolor recalcitrante,
retrógrada y ejemplo de funcionarios importados, carentes de capacidad administrativa
y moralidad, llega a su primer año alejada de la gente, encerrada en sus
oficinas, atrincherada para no escuchar el clamor del pueblo, sí, del pueblo
que tanto defiende el presidente de la república y fundador de Morena, Andrés
Manuel López Obrador.
La institucional asistencia del gobernador panista José Rosas Aispuro
Torres, se minimizó por la falta de asistencia de los regidores que legalmente
y por justicia debían estar presentes, más cuando su número no rebasa la
veintena, echando por tierra la excusa de que no fueron invitados presenciales
a causa de la pandemia.
La “solemnidad” se vino abajo al escuchar las voces tristes y
desafinadas entonando del Himno Nacional que, aunque escuchadas al través de la
internet, provocaron pena ajena.
Ahora ¿por qué el informe fue así, digno de una madriguera?
¿Por la pandemia? No.
¿Por la austeridad? Tampoco.
Fue así porque la alcaldesa a pesar de sus continuos viajes a México en
esta ocasión no pudo conseguir a nadie de la nomenclatura morenista que viniera
a acompañarla; ni siquiera logró traer a René Bejarano y lejos, muy lejos a
pesar del corto año transcurrido, está de conseguir un padrino (o madrina como
Rocío Nahale) secretaria de Energía quien la vino a acompañarla en su toma de
posesión.
Al parecer en la cúpula de Morena y en Palacio Nacional ya se dieron
cuenta que la alcaldesa y su equipo no enarbolan su bandera de apertura y
cercanía a la gente, sino la de complicidad con el grupo del ex gobernador
Jorge Herrera Caldera.
Lo malo es que Gómez Palacio y sus ciudadanos que pusieron su esperanza
en el “efecto López Obrador”, ahora ven con desagrado que son quienes más
pierden con estas autoridades rijosas, inexpertas, voraces y depredadoras de la
nómina.