Periódico 4º. Poder.
Es esta una negociación de Torreón como hay muchas;
abre todos los días, tiene empleados buenos y malos, vende vidrios, plásticos,
láminas de policarbonato y otros artículos. Está ubicada en Blvd. Águila
Nacional No. 2635.
Allí, por necesidad de reparar un tejaban, compré
un par de rollos de este último artículo (el policarbonato); fui atendido por
una señorita amable, eficaz que pronto calculó lo que necesitaba con tal
precisión que no hubo nada más de ese material que hubiera que comprar.
Ella misma me facilitó los números telefónicos de
dos lugares que pudieran hacerme el trabajo.
Con uno acordé tiempo y costo para hacer la
reparación y me pidió además dos tubos de silicón neutro especial para pegar
las piezas, un perfil y una pija para el mismo material.
Luego de la reparación, sobró un tubo de silicón,
la pija y el perfil, todo con un costo aproximado de quinientos pesos.
“No hay problema” me dijo el instalador, en la
empresa no le dan el dinero pero sí le cambian ese
material por otra cosa que necesite y si no lo quiere pronto, le entregan un bono para que lo use cuando quiera.
material por otra cosa que necesite y si no lo quiere pronto, le entregan un bono para que lo use cuando quiera.
Dos o tres días después de terminado el trabajo,
hablé al negocio; me contestó una señorita de nombre Amanda; le expliqué de qué
se trataba mi llamada y me dijo que no había ningún problema; que fuera a
devolver lo que me había quedado.
Fui y cuál no sería mi sorpresa que en vez de hacer
lo ofrecido de manera inmediata, la señorita Amanda daba vueltas y más vueltas;
hablaba con una de sus compañeras y luego con otra y después de varios minutos
regresó diciendo que no me podían aceptar el material “porque estaba en mal
estado”.
Le expliqué que no se había utilizado; que así me
lo entregaron en el camión que me llevó el material y que el tubo de silicón
estaba cerrado y sellado, con un tapón que cuando se retira no puede volver a
colocarse porque viene el tubo de una sola pieza.
Inútiles fueron mis argumentos; dijo “la dueña no
quiere” y nada puede hacerse.
Le pedí que la llamara para hablar con ella y me
dijo que ni me contestaría el teléfono porque no atiende a nadie y reiteró que
no había nada qué hacer.
Después, estuve viendo en el Facebook (lo que debí
haber hecho antes, lo reconozco) y vi algunos comentarios que transcribo:
El primero dice: “Buen servicio muy rápidos y
amables”. Luego, Karen Co asegura: “Mal servicio en la atención al cliente y no
quieren facturar los productos”.
Mariana Cruz Martínez escribe: “Muy mal servicio,
las señoritas se la pasan hablando entre ellas mientras un cliente está
esperando que sea atendido y se hablan con groserías enfrente de uno, igual por
teléfono atienden súper mal no se les entiende nada”.
Alejandro Rea asegura: “Pésimo servicio, las
empleadas se tardan mucho en atender, se la pasan platicando entre ellas hasta
que les da su gana y con mucha flojera”.
Jaqueline Rodríguez explica: “Muy mal servicio del
personal, dejan en línea y en mostrador parece que uno va a pedir regalado. En
la tienda todo excelente”.
Así pues, una opinión positiva y las demás
poniéndolos por el suelo.
Luego la gente se pregunta ¿por qué Home Depot”
tiene tanta gente comprando a pesar de que es una empresa trasnacional?
Aquí muchos opinamos que debemos comprar en los
comercios locales, en los del país pero… ¿y si nos toca como al que esto
escribe que se da cuenta de que al propietario de esa negociación todo lo que
le interesa es el dinero?
Poco le importa la atención al público; poco el dar
un buen servicio; es como otras empresas que viven porque lo que venden no es
muy común y al parecer poco les importa conservar los clientes.
Los que comentan en el “feis” y un servidor no
volverán, (volveremos) claro, a ese lugar donde no hay una persona con criterio
para solventar los problemas y tampoco personal con atención a los compradores.