Periódico 4º. Poder
Fue gobernador; ladrón como muchos otros de la
administración pasada; influyente, ególatra, altanero, suficiente, “subido”; también
egoísta, voraz y protegido.
Funcionario ávido de riquezas y se sentía -y
estuvo- protegido por el gobierno central a donde, sin duda, llegó la salpicada
económica en millones de pesos para campañas políticas y para bolsillos
particulares.
Sin embargo, César Horacio Duarte Jáquez no tuvo la
suerte de su tocayo Javidú; es decir Javier Duarte de Ochoa (de Veracruz) quien
fue aprehendido en los últimos tiempos de Peña Nieto y a pesar del robo
descomunal; de dar agua como si fuera medicina a los niños con cáncer y cometer
mil y una tropelía mas, tuvo consideraciones aún preso de parte del régimen
corrupto del que formaba parte.
Obligó a su esposa a creerse merecedora de la
riqueza mal habida y debe haber sido para ella algo traumático e inesperado
pues escribió una y mil veces la frase “sí merezco la abundancia”.
El Duarte de Chihuahua no tendrá el apoyo de sus
cómplices; ha sido apresado en Florida, Estados Unidos cuando curiosamente el
presidente López Obrador hacía una visita oficial a ese país.
Los adversarios tachan a López Obrador de “inepto”
y otros calificativos denigrantes pero, cabe la pregunta: ¿por qué hasta ahora
se empieza a dilucidar lo que pasó en Ayotzinapa y por qué hasta ahora cae este
gobernador mil veces denunciado y jamás (hasta ahora) hecho preso?
Por cierto, hay que recordar que todavía andan por
allí exgobernadores acusados de malversación de fondos, creación de empresas
fantasma, lavado de dinero, abuso del poder, tráfico de influencias y otros
delitos y que confían en que aquellos que les representaban una amenaza porque
prometieron castigar los delitos, parece que los han olvidado.
Ya vemos que no es así; que la Justicia hoy parece
tener memoria y no sería nada raro que cayeran otros que siguen moviendo las
cuerdas de sus títeres que gobiernan.