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Infonavit y las ocurrencias de un irresponsable
Marcelo Torres Cofiño

E
l arte de gobernar exige mucho más que lanzar ocurrencias al aire buscando favorecer la propia popularidad. La responsabilidad de dirigir los destinos de una nación como México es mayúscula. Cada mala decisión impacta de manera negativa en el bienestar presente y futuro de los ciudadanos. Y de eso López Obrador parece no darse cuenta. Aquí un ejemplo.
Hace unas semanas el Presidente anunció que el Infonavit iba a otorgar créditos por medio millón de pesos a los trabajadores afiliados que así lo solicitaran, para que ellos mismos construyeran sus casas, sin la intermediación de un especialista (arquitecto o ingeniero civil) o una empresa desarrolladora de vivienda.
La ocurrencia, que busca activar un mecanismo que existía solo en el papel por su inoperancia, fue justificada con una de sus acostumbradas mentiras que solo reflejan el odio que el Presidente siente hacia el sector empresarial.
Según el Mandatario, los constructores tienen una ganancia de la mitad del valor de la vivienda, de tal forma que, con un crédito de 500 mil pesos, los trabajadores solo compran una propiedad de 250 mil pesos; en cambio, asegura, entregando directamente a los afiliados el dinero, la casa valdrá realmente el medio millón de pesos otorgado.
Al Presidente, como está más que comprobado, no le gusta saber la verdad. De lo contrario, habría solicitado algunos datos que seguramente están en posesión del propio Gobierno federal y se habría dado cuenta, entre otras cosas, de que el margen de utilidad del sector de la vivienda apenas ronda el 10% antes de impuestos (en una empresa debidamente administrada) y que los volúmenes de compra que hacen esos negocios les permiten generar ahorros.
Además, hubiera descubierto que es el propio Infonavit, con sus prácticas equiparables a la usura, el que encarece realmente las viviendas.
Fiel a su costumbre, el Mandatario prefiere quedarse con su calenturienta imaginación y poner en riesgo, por un lado, a la industria desarrolladora de vivienda y a quienes dependen de ella. Según datos del Inegi la construcción  sostiene 5.7% de los empleos formales en México, alrededor de 2 millones y medio plazas que incluye a profesionistas cada vez más especializados y preocupados en el desarrollo armónico y sustentable de los espacios urbanos.
Esa actividad, además, significa 6% del PIB. Ya sabemos que López Obrador, desde que no pudo cumplir con su promesa de crecer 4% (y solo desde entonces), dice que el Producto Interno no es relevante. Pero, para quienes vivimos de trabajar y quienes arriesga su capital, sí que importa. Además, se pone en peligro a toda la economía pues la industria de la construcción es un motor que dinamiza 37 ramas, destacando el cemento, el acero, el vidrio y el aluminio, entre otras.
Pero la irresponsabilidad presidencial significa también un golpe para los trabajadores. Recibir créditos directos significará tener que hacerse responsables de la compleja realización de trámites, del delicado manejo de personal y de la correcta aplicación de recursos.
Además, con el enorme riesgo de fracasar en la edificación de sus viviendas, creando sitios vulnerables en los que sus vidas y las de sus familias corran peligro.
De este tamaño son las ocurrencias de un irresponsable.

Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

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