Hablar con la verdad
Marcelo Torres
Cofiño
N
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Y mientras se gastan sus energías en castigar la
verdad, la pandemia sigue cobrando vidas. Incluso con el reducido número de
pruebas que se aplican en nuestro país, es evidente que apenas nos estamos
adentrando en la fase más crítica de la pandemia y que, de continuar la
tendencia, seremos uno de los cinco países con mayor número de muertes en el
mundo por coronavirus. ¡Ya estamos entre los 10 primeros!
Estamos en manos de un mitómano. Como lo ha
demostrado verificado.mx más de la mitad de las afirmaciones del Presidente son
falsas. López Obrador está habituado a mentir y es evidente que no va a cambiar
su costumbre, menos, cuando todavía hay millones de mexicanos que le creen.
Pero la fe y la confianza no son eternas.
La crisis que estamos viviendo no tarda en comenzar
a pasarle factura. El Mandatario está confiado en exceso porque, hasta ahora,
la mayor parte de sus falsedades son sobre cuestiones que no pueden ser
experimentadas de manera directa por la gran mayoría de los ciudadanos.
Por ejemplo, son muy pocos los que pueden constatar
que, efectivamente, no se ha logrado gran cosa en el combate contra el
huachicol. Pero, están por suceder cosas que sí que impactarán –por desgracia–
a cientos de miles de mexicanos.
AMLO dijo que, a pesar de la pandemia, se crearían
2 millones de empleos. Sin embargo, lo que ocurrirá según los pronósticos más
conservadores es que se perderá alrededor de un millón de fuentes de empleo.
Esos nuevos desempleados y sus familias, junto con los que ya estaban en esa situación,
previo a la contingencia sanitaria, podrán constatar por ellos mismos las
mentiras del Presidente.
Algo similar está ocurriendo con el creciente
número de víctimas de la violencia y no me refiero solo a los homicidios sino,
también, a la que ocurre en los hogares, pero que para el Presidente no existe.
Detrás de cada una de las 3 mil 729 llamadas diarias que en promedio se reciben
en los teléfonos de emergencia del país con motivo de violencia intrafamiliar,
hay una o más personas constatando que López Obrador miente.
Por eso, lo más importante, será pensar qué sigue
para México una vez que el Presidente se haya ido. Porque dejará un país en la
ruina económica, con instituciones destruidas casi por completo; pero, sobre
todo, con millones de personas desilusionadas y moralmente afectadas.
Las tres cuartas partes que quedan del mandato de
AMLO deben servir para preparar una verdadera alternativa de cambio que sea
incluyente para todos. México necesitará, sí, de un gran estadista. Pero, sobre
todo, de múltiples liderazgos que se articulen en torno a un solo propósito:
generar condiciones de prosperidad para todos. ¡Por supuesto que es posible!
Pero, para lograrlo, el requisito inicial y más importante es hablar con la
verdad.