Un mundo prestado
Miguel
Ayax González Hubbard
Periódico 4º. Poder
Los dinosaurios vivieron en este mundo miles de años y lo hicieron
manteniendo un equilibrio en la naturaleza casi igual al que hoy tienen los
animales: el grande y fuerte se come al chico pero éste se multiplica más que
los depredadores.
El Chita o guapardo tiene dos o tres cachorros igual que los leones y
los pumas y en cambio los ñús, los venados y otros se defienden con velocidad,
camuflaje y reproduciéndose si no con exageración sí con un índice superior.
Antes igual que hoy, las fieras y los animales domésticos necesitan poco
para vivir; alimento diario o casi y una guarida para cuidar los primeros años
a sus hijos.
El hombre no, pese a su inteligencia se ha convertido en el Coronavirus
de las demás especies vivientes del planeta y contamina ríos, aires, tierras y
mares.
Devasta las especies de los océanos, perfora la tierra a mayor
profundidad y en mayor extensión que cualquier ser que viva bajo la superficie.
Ha llenado el espacio bajo con humos y polvos tóxicos y el alto con
chatarra que durará circundando al mundo por milenios.
Ahora, el Coronavirus que nos provoca el Covid-19 y que mata a gente en
los cinco continentes, demuestra la fragilidad humana, tanto por lo que puede
hacer como por el número de individuos humanos que vivimos.
En el mundo y contando al pueblo más populoso que es el chino, no
pasamos de diez mil millones y el virus que hoy nos mata y atemoriza quizás
exista en esa cantidad en cada uno de los afectados.
Así estamos en desventaja numérica y en fuerza destructiva.