Periódico 4º. Poder
Si no hacemos caso, si voluntariamente no paramos,
el gobierno tiene la facultad (y la obligación) de endurecer las medidas para
limitar a la gente en las calles.
Entre los jóvenes se registra el mayor número de
muertes accidentales; lo mismo por conducir vehículos a gran velocidad como por
creer “a mi no me pasa”... y les pasa, como en involucrarse en actividades
peligrosas desde andar con malas compañías como tomar riesgos innecesarios.
La pandemia ataca parejo, infecta
“democráticamente” sin mirar a quien y si gente inconsciente no se cuida, no se
protege porque no ve el virus, es el gobierno quien debe actuar, simplemente
porque los afectados a los que poco les importa la salud propia, son un peligro
latente y constante para los demás.
Ya lo había dicho: somos socarrones y vemos a gente
que dice -sin ser cierto- que tiene necesidad de salir; que no cree que haya
tal epidemia y otros llegan al descaro de afirmar: “de algo nos hemos de morir”
pero no calculan que no sólo ellos mueren, sino que por su indolencia pueden
matar a otros.
No, aquí no habrá como en India varazos para los
infractores; las autoridades amenazan con cárcel y, desde luego con su castigo
preferido: multas económicas.
Con todo, de acuerdo con el récord que se lleva de
nuevos contagios, en el norte del país es donde menos casos nuevos se han
registrado y ello me lleva a recordar aquello de que “cuando aprieta... no
chorrea”.