Sin título


La historia de las naciones
Periódico 4º Poder
Cuando joven me deleitaba leyendo en la biblioteca de casa, casa grande pero humilde, donde fui educado para respetar a los mayores, a los menores y a los animalitos que, en aquellos lejanos días, convivían más con nosotros los humanos porque además de las mascotas, perros y gatos, había la fauna nociva que se combatía por todos los medios y además, en el corral el gallo, las gallinas y hasta el marranito en engorda.
Entonces, repito, en la sencilla pero nutrida biblioteca me sentaba a leer “La historia de las naciones”, serie de varios tomos que, hasta en ese tiempo, compendiaban la historia universal.
Saber de Seti I, sus antecesores y sucesores en el antiguo Egipto, me hacían soñar en ser arqueólogo; conocer las conquistas de Gengis Kan, Atila e Iván “el terrible” de Rusia, me llevaba -en la imaginación- directamente a las batallas de la antigüedad y al lujo y boato de quienes gobernaban... pero también al sufrimiento y la opresión de los gobernados.
Era una delicia conocer de batallas, intrigas, acciones y anhelos y frustraciones de quienes gobernaban.
Los magnicidios “¿et tu, brute?” ¿tu también hijo mío? que le dijo antes de morir el emperador romano Julio César al que había criado como hijo y que estaba confabulado en su asesinato, impactaba no sólo por la traición sino -banalidad- por la palabra bruto que en ese tiempo se veía de mal gusto y para designar a una persona torpe y de poca capacidad.
La historia de las naciones de hace sesenta o setenta años era sintetizada a pesar de que todavía no sucedían hechos tan notables como la conquista de la Luna; los avances tecnológicos, la invención de la computadora y tantas cosas más.
Empero, se detallaban las plagas con que Dios castigó a los egipcios por no liberar a los judíos; el temor que provocaban y las hambrunas y mortandad que produjeron.
Hoy estamos sufriendo el Covid-19 y con toda la tecnología y sus adelantos científicos, los gobiernos de todo el mundo están temerosos y desesperados.
Si antes leí la Historia de las naciones, hoy veo la “histeria” de las naciones.

Sin Bozal

.-INFORMACION PERIODISTICA LA PALABRA; es la mayor virtud y riqueza de un hombre, el que no la tienen ni cumple, esta hueco

Artículo Anterior Artículo Siguiente