Grandeza
Periódico 4º. Poder
El hombre dicen, es el rey de la
creación; lo diferencian de los animales dos cosas principales, la inteligencia
y la palabra; su sapiencia hizo posible la llegada a la luna y, previamente,
los alcances tecnológicos que la hicieron posible.
Somos quizás los únicos seres
vivientes que recordamos el pasado, que tenemos historia y que podemos
vislumbrar -con lógica- el futuro.
Estamos, nos dicen, hechos a imagen y
semejanza de Dios, venimos de Él y con Él estaremos al final de nuestras vidas.
En libros y películas se plasman
grandes proezas humanas, enormes y definitivas batallas y una positiva
transformación de la sociedad que nos llevó de tiempos de la esclavitud y las
tiranías monárquicas a los de la democracia que busca equilibrios entre los
hombres y entre las naciones.
Y, de repente, el hombre se mira
débil, vulnerable y se esconde, se guarece, se cuida...
Y no es por miedo a un ataque
nuclear, mucho menos a una invasión de alienígenas tan de moda en los filmes de
Hollywood, es por pánico a un ser minúsculo, un ente que no esgrime más arma
que la de su propia supervivencia y proliferación.
Es el Coronavirus, existente desde
hace muchos, muchos años, tal vez desde los tiempos de los dinosaurios y quizás
desde antes.
Ahora, en pleno siglo XXI arremetió
con fuerza, ha matado ya a miles de personas callada, silenciosamente.
Es, probablemente una venganza de la
intervención del hombre que está llegando a todos los confines de la tierra en
son de guerra, destruyendo o cambiando todo, desde las nieves donde habitan
lobos, osos o alces hasta las tierras calientes de África, habitat de salvajes
felinos y enormes paquidermos pero también de seres minúsculos como el Ébola
que también mata humanos