Periódico 4º. Poder
La detención de Emilio Lozoya, ex director general
de PEMEX en una lujosísima residencia de una colonia más lujosa todavía en
España, la debemos agradecer todos los mexicanos que no queremos corrupción ni
impunidad.
El gobierno hizo su trabajo al señalarle los
delitos que sin duda le demostrarán; los trabajadores de la paraestatal deben
festejar la detención porque vieron asaltadas sus arcas por Lozoya y por Romero
Deschamps, quien podría ser buscado también por la justicia nacional.
Los priistas todos (o casi todos) porque la
voracidad desmedida de esos dos personajes, su grupo y desde luego el monigote
que tuvieron como jefe, les hizo perder no sólo la presidencia de la república
sino el poder, influencia y presencia a tal grado de que los verdaderos
dirigentes y militantes de provincia, quedaron prácticamente sin argumentos
para pedir el voto si los robos, las ineficacias y las desvergüenzas de quienes
comandaron la pasada administración están a la vista de todos y lo peor es que
cada día que pasa aparecen más faltantes y triquiñuelas.
No serán ellos los únicos responsables; todos en
este país sabemos que hay muchos otros cómplices que se amparan en el fuero
como diputados y senadores, otros que prefirieron retirarse a la vida privada
(como el propio
Romero, Medina Mora, etcétera, etcétera) y, desde
luego los que confían no serán descubiertos.
La acusación principal contra Emilio Lozoya es por
los sobornos de Obedrecht pero no hay que descartar el saqueo doméstico tan
perjudicial y grave como el de los sobornos a cambio de contratos.
Hoy el país tiene un delincuente menos circulando y
el PRI debe estar de plácemes