Abandono de avión
Miguel Ayax
González Hubbard
Periódico
4º. Poder
Por considerarlo peligroso para él y su familia, un
hombre abandonó, junto con su esposa e hijo, el avión comercial donde viajaría
el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La negativa del viajante, ocurrida recién la semana
pasada, ha causado (como todo lo que tiene que ver con el presidente), polémica
encendida y comentarios en pro y en contra de la decisión de ese particular.
Leonardo Cursio, académico, culto, conductor de un
programa noticioso de televisión de Telefórmula, dijo que no se explicaba por
qué dejar el avión cuando viaja el presidente y más cuando el aparato debe ser
rigurosamente cuidado en su funcionamiento y en quienes lo abordan para que
López Obrador no corra ningún riesgo.
Ya en comentarios anteriores he dicho que el
presidente debería de viajar en un avión donde vayan él y sus colaboradores;
que así tiene tiempo de atender asuntos de importancia para el país y que si no
quiere, como nadie quiere, el “José María Morelos y Pavón” por grande, suntuoso
y gastalón, debiera viajar en otro pequeño pero cómodo y rápido.
El viajero que decidió no ir con el presidente
quizás sabe que hace varias décadas, en terrenos de Nuevo León cayó un avión
grande, de pasajeros donde además de varias decenas de personas murieron
también perdieron la vida el afamado deportista “Pelón Ozuna” y Carlos A.
Madrazo, único priista de verdadera vocación democrática, quien metió en
aprietos a la “nomenclatura gubernamental” tratando de hacer elecciones limpias
y transparentes.
Con la caída de aquel avión mucho se especuló sobre
un crimen político y como ahora hay tan marcado encono; tantos intereses
creados que afectan las nuevas políticas de la 4T, no es raro que haya quien no
quiera estar junto a quien enarbola causas que lesionan a muchos.
Y más todavía cuando sabemos que odios y rencores
acabaron con la vida de Luis Donaldo Colosio, Ruiz Massieu y muchos otros que
de una forma u otra afectan intereses mezquinos.